Luthiers en Bilbao

No deja de sorprender que su vocación haya llevado a unos jóvenes a restaurar y construir violines en el centro de Bilbao, desde principio de los años noventa, pues este es el caso de de Andoni Iñarra y Laura Vicario (Lanbroa Luthergintza) que tras aprender el oficio en el "Instituto Professionale Internazionale per L'artigianato Liutario e del Legno" de Cremona lo perfeccionaron con el maestro J. Alonso.

En opinión de estos luthiers, sin una decidida vocación no es posible destacar en la profesión, en la que además de un buen conocimiento, resulta fundamental la experiencia, pues sobre todo en la adecuada distribución de los grosores, en la construcción de la tapa, los abovedados y la composición de los barnices, que como todos los buenos especialistas, ellos mismos preparan adecuándolos a las características de cada violín. La impronta personal del constructor sigue siendo en buena medida determinante de la calidad del violín construido.

Todo ésto todavía es más evidente si se tiene en cuenta que la transmisión de los concocimientos y de los secretos de los luthiers experimentados es bastante limitada, tratándose de un oficio caracterizado por el mantenimiento de muchas de las características gremiales del pasado.La construcción de un violín, requiere mínimamente unas doscientas horas de un luthiers experimentado (y hasta setecientas la de un contrabajo) además del barnizado final que depende de diversos factores entre ellos las condiciones ambientales.

Los precios de los violines construidos por luthiers (que pesan menos de 500 gramos), se cotizan generalmente a partir de las 600.000 pesetas, variando en función de su renombre, conseguido a lo largo de los años, grado de perfección de su trabajo que se refleja, tanto en la estética como en el sonido del instrumento.