“Tras ocho décadas de olvido, hoy se salda la deuda histórica con 82 gudaris y sus familias”
“Tras ocho décadas de olvido, hoy se salda la deuda histórica con 82 gudaris y sus familias”
El diputado general Markel Olano ha reconocido a 82 gudaris enterrados en el cementerio de Gernika-Lumo y a sus familias, en su mayoría de Gipuzkoa
“El franquismo trató de borrar su memoria, pero no lo han conseguido”. El diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano, ha afirmado hoy que se ha saldado la “deuda histórica” que se tenía con los 82 gudaris enterrados en el cementerio de Gernika-Lumo, en su mayoría guipuzcoanos: tras ocho décadas de olvido, la Diputación Foral de Gipuzkoa les ha ofrecido reconocimiento institucional en el transcurso de un acto que ha tenido lugar hoy al mediodía. “Hoy incorporamos a la memoria colectiva las vivencias y recuerdos de estos 82 jóvenes y sus familias, la historia de quienes dieron su vida por la libertad y los valores democráticos”, ha afirmado el diputado general.
El acto ha reunido a 300 personas en el cementerio de Gernika-Lumo, entre las que se encontraban familiares de 50 gudaris, “principales protagonistas de día” en palabras de Olano. Junto al mandatario foral, han tomado la palabra también el diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria, y el alcalde de Gernika-Lumo, Jose María Gorroño, destacando ambos la importancia de la jornada. También se han personado en el acto la presidenta de las Juntas Generales de Gipuzkoa, Eider Mendoza; su homóloga vizcaína, Ana Otadui; los diputados forales Imanol Lasa, Maite Peña y Aintzane Oiarbide; así como diversos alcaldes y alcaldesas de Gipuzkoa, entre los que se encontraban las y los regidores de Donostia, Arrasate, Bergara y Azpeitia. Entre los presentes se encontraban también el expresidente del Euzkadi Buru Batzar del EAJ-PNV, Xabier Arzalluz, y el presidente de Sabino Arana Fundazioa, Juan Mari Atutxa.
En el transcurso del acto se han descubierto dos hitos conmemorativos: por un lado, un monolito ubicado a la entrada del cementerio; y por el otro, una placa en el lugar en el que yacen enterrados los gudaris. Olano, en su intervención, ha destacado que su intención es sacar a los gudaris del olvido y darles visibilidad. Según ha recordado, los franquistas sacaron los cuerpos de los jóvenes de los nichos en los que se encontraban y trataron de echarlos del cementerio. “Intentaron borrar la memoria de estos gudaris, al igual que hicieron con los 270 soldados republicanos que se encuentran a la entrada de esta misma necrópolis”, ha explicado. No obstante, ha remarcado que “las dos placas que recuerdan a los gudaris vascos y a los soldados republicanos son los mejores exponentes de que los franquistas fracasaron en su intento de borrar el pasado”.
El diputado general ha tenido palabras de agradecimiento para Julian Lejarraga, trabajador del cementerio de Gernika-Lumo. “A él le correspondía ejecutar la orden de expulsar a los gudaris del camposanto, pero no lo hizo: enterró a los gudaris en una fosa común dentro del recinto de la necrópolis, y veló por su memoria”, ha explicado. Asimismo, también ha tenido palabras de reconocimiento para las asociaciones memorialistas Erkibe Kultur Elkartea, de Zumaia, y Gernikazarra, de Gernika-Lumo. “El haber recuperado esta historia es el fruto del trabajo de todos vosotros”, ha explicado.
“Hoy, en este 2017, somos deudores y deudoras del sacrificio llevado a cabo por aquella generación del 36. Los valores que hoy reivindicamos son los mismos que defendieron las mujeres y hombre que sufrieron la guerra”, ha afirmado Olano. A su juicio, a pesar de la derrota militar, “el pueblo sobrevivió”. “Sufrimos cuatro largas décadas de pesadilla, represión, exilio, muertes, expulsiones… pero la cadena no se rompió y, gracias a ello, este pueblo sigue en pie”, ha destacado.
Según ha recordado el diputado general, la historia de los gudaris ha permanecido en el olvido durante ocho décadas y para la Diputación Foral ha sido “especial” el proceso de recuperación y socialización del episodio. “Ha sido muy emocionante, por ejemplo, el notar cómo, al llamar a familiares, entrecortaba de emoción la voz de nuestro interlocutor o interlocutora”, ha dicho. “Personalmente, esta historia me ha llegado al corazón, tanto la de los gudaris como las vuestras”, ha afirmado mirando los y las familiares.
En este sentido, ha estacado que la Diputación Foral de Gipuzkoa seguirá trabajando para recuperar los “episodios perdidos” de nuestro pasado. “La memoria colectiva la forman retales distintos y diversos. Nuestro objetivo es recuperar los que faltan y, con el acto de hoy, rescatamos uno de ellos: el de los 82 gudaris y, por extensión, el de sus familias”, ha subrayado el responsable foral.
La historia de los gudaris
La mayoría de gudaris pertenecían a los batallones Loiola, Amaiur, Itxarkundia y Saseta, cuyo origen estaba en Gipuzkoa. Tras la toma de Irun y la conquista del resto del territorio por los franquistas, establecieron sus cuarteles en Gernika-Lumo. Los cuatro batallones pertenecían a EAJ/PNV y, por ello, la dirección de este partido compró varios nichos en el cementerio de esta localidad, en previsión de las muertes que pudiesen ocurrir. El primer gudari fue enterrado en noviembre de 1936. Luego llegaron la ofensiva de Legutio y la expedición a Asturias (donde se libró la conocida batalla de Areces, donde mataron a Kandido Saseta y a numerosos gudaris más), donde los muertos cuyos cadáveres que pudieron ser recuperados fueron llevados también a Gernika-Lumo.
El 31 de marzo de 1937 comenzaron los franquistas su ofensiva contra el territorio controlado por el Gobierno vasco (Bizkaia y unas pocas franjas de Araba y Gipuzkoa). En estos combates, y hasta el día en el que cayó Gernika-Lumo, las bajas de los muertos de estos batallones también serán llevadas a la citada localidad. No obstante, en la misma fosa también hay gudaris de otros batallones, así como de otras filiaciones políticas (CNT, EAE/ANV y ELA/STV).
En un principio, estos gudaris fueron enterrados en los nichos que había comprado EAJ/PNV. Sin embargo, en 1947, el alcalde franquista ordenó desenterrarlos y que fuesen expulsados del cementerio, al mismo tiempo que ponía a la venta los nichos. El empleado del cementerio Julian Elorrieta, sin embargo, desobedeció la orden y los enterró en una fosa común dentro del cementerio municipal, salvaguardando la historia de los gudaris. Desde entonces han permanecido allí, en un terreno sin marcar. Algunas familias conocían la historia, e incluso pusieron alguna que otra placa para recordar a sus seres queridos. Otros muchos, sin embargo, habían perdido el rastro de su padre, tío o abuelo durante las últimas ocho décadas.
Cómo ya se ha citado, son 82 los gudaris enterrados en dicha fosa común, en su mayoría guipuzcoanos, provenientes de 28 localidades del territorio: Antzuola, Aretxabaleta, Arrasate, Bergara, Eskoriatza, Oñati, Eibar, Elgoibar, Deba, Soraluze, Azkoitia, Azpeitia, Zestoa, Getaria, Zarautz, Zumaia, Legazpi, Urretxu, Zumarraga, Donostia, Gabiria, Errenteria, Pasaia, Astigarraga, Andoain, Hernani, Usurbil y Hondarribia.
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