“Queremos romper el silencio y reivindicar la memoria de los y las guipuzcoanas que sufrieron el horror nazi”
“Queremos romper el silencio y reivindicar la memoria de los y las guipuzcoanas que sufrieron el horror nazi”
“Queremos romper el silencio y reivindicar la memoria de los y las guipuzcoanas que sufrieron el horror nazi”
La Diputación homenajea a 80 guipuzcoanos y guipuzcoanas que durante la II Guerra Mundial fueron deportados a campos de concentración del III Reich.
La Diputación Foral de Gipuzkoa ha homenajeado hoy a 80 guipuzcoanos y guipuzcoanas que fueron deportadas a los campos de concentración nazis durante la II Guerra Mundial. El diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano, ha señalado que estas personas, además de vivir en primera persona el horror nazi, sufrieron luego el castigo añadido de la falta de memoria. “Con el acto institucional de hoy, la Diputación de Gipuzkoa quiere poner su grano de arena para romper ese silencio y reivindicar la memoria de las y los deportados de Gipuzkoa”, ha defendido. “El ejercicio de la memoria histórica supone devolver a estas personas sus nombres y apellidos, reivindicar su memoria y, al mismo tiempo, contribuir al desarrollo de una cultura democrática verdadera en nuestra sociedad”, ha subrayado.
El acto de homenaje se ha celebrado en la planta noble del palacio de la Diputación Foral de Gipuzkoa, y en él han participado 27 de las familias de las 80 personas deportadas. “80 nombres con sus apellidos, persona con familiares y seres queridos, con sus ideales y sus proyectos de vida. La maquinaria del III Reich los quiso convertir en números, como si eliminando sus nombres les despojaran de su dignidad como personas, pero hoy los recordamos con sus nombres y apellidos”, ha subrayado al respecto el diputado general.
Las y los guipuzcoanos que vivieron la “crueldad” y “vileza” de los campos de concentración llegaron en dos tandas a los campos de concentración. En la fase inicial de la guerra, se trató sobre todo de soldados que cayeron prisioneros en el frente occidental, pasando de facto de prisioneros de guerra a presos políticos. En la segunda fase, con la guerra más avanzada, los deportados guipuzcoanos fueron arrestados por su implicación en acciones de resistencia en la Francia ocupada. “En las dos fases, el régimen español surgido de la guerra de 36 estaba al corriente de los hechos, pero no hizo nada por evitarlo”, ha apuntado Olano.
“En uno de los episodios más oscuros de la historia de Europa, aquellas personas padecieron directamente el azote del totalitarismo. Algunos ya se habían enfrentado a la dictadura que se alzó al poder en España a través de las armas. Más tarde trataron de escaparse de las garras de la Alemania nazi, pero no lo consiguieron. En todos los casos, tuvieron enfrente a quienes trataban de erradicar la convivencia y la democracia de nuestra sociedad”, ha explicado el responsable foral. En este sentido, ha destacado que muchas de las personas deportadas “lo dieron todo” en su lucha a favor de los ideales democráticos, tanto en la guerra para frenar el golpe de 1936 en España, como en el frente occidental frente a los nazis o, más tarde, en las redes de resistencia.
Olano ha recordado que aquella situación abocó a la muerte a muchos de los deportados, tanto en los viajes hacia los campos como en los tránsitos entre diferentes centros de internamiento, así como por las condiciones de vida “inhumanas” y las interminables jornadas de trabajo impuestas en estos recintos. Algunas de las personas que sobrevivieron a los campos murieron a los pocos meses de ser liberadas, debido a las duras secuelas físicas que sufrían. “Quienes sobrevivieron, además, no pudieron regresar a Gipuzkoa, por miedo a caer bajo las garras de la dictadura franquista”, ha señalado.
“Todas aquellas personas, así como sus familias, vuestras familias, sufrieron un segundo castigo. Más silencioso, quizá, pero doloroso, al fin y al cabo, como la falta de memoria. Una venganza póstuma de sus captores, más evidente a este lado de la muga, en la que el silencio y la represión seguía imponiéndose hacia los perdedores de la guerra de 1936”, ha destacado Olano, insistiendo en que el acto de reconocimiento de hoy ha tenido como objetivo precisamente romper y acabar con ese silencio.
Agrupaciones memorialistas y familias
El diputado general ha querido reconocer expresamente la “labor silenciosa” que durante las últimas décadas vienen realizando diversas agrupaciones memorialistas, en especial al colectivo La Ilusión y la Amical de Mauthausen, “por rescatar del olvido las historias y el sufrimiento al que fueron sometidos” las personas deportadas. “También es de admirar el valor y la determinación que habéis tenido los y las familiares de los deportados, a la hora de preservar esta memoria contra corriente. Todo nuestro reconocimiento a esa labor sin la que, sin lugar a dudas, hoy no podríamos haber celebrado este encuentro”, ha remarcado Olano.
A juicio del diputado general, trabajar la memoria histórica es un deber “moral y democrático” y, según ha añadido, así se siente y reivindica tanto en Gipuzkoa como en Euskadi. “En primer lugar, porque supone devolver la dignidad a las víctimas, a quienes se negó no solo la libertad, sino, incluso, sus nombres y apellidos”, ha afirmado. “La dignidad, esa que nos corresponde a todos los seres humanos, nunca lo perdieron”. Junto a ello, ha considerado indispensable trabajar la memoria histórica para el desarrollo de una cultura democrática verdadera en Gipuzkoa.
El responsable foral ha citado a José Saramago para decir que la ausencia de memoria genera indiferencia, una actitud que la convivencia democrática “no se puede permitir”. “Hoy día, cuando los populismos xenófobos y la ultra derecha vuelven a extenderse sin complejos en nuestra vieja Europa, es necesario combatir la indiferencia. Fomentar el compromiso con los derechos humanos, la tolerancia y la convivencia democrática”, ha remarcado.
En este sentido, ha reivindicado el trabajo que en Gipuzkoa se está llevando a cabo en este campo y, según ha recordado, la propia Diputación Foral de Gipuzkoa otorgó su Placa de Oro a las víctimas del franquismo. “Queremos que esta placa también sea referente para la memoria de las y los deportados, ya que las víctimas del franquismo y la Alemania nazi sufrieron persecuciones similares: la del totalitarismo, fueron víctimas de una estrategia sistemática para erradicar al enemigo”, ha manifestado. “Estas 80 personas que vivieron en primera persona el horror nazi quedarán para siempre fijados en la memoria histórica de Gipuzkoa, como símbolo de la dignidad y las ganas de vivir que tenían”, ha rematado.
En el acto de homenaje, que ha contado con la actuación musical de Iñaki Diéguez, han participado también los investigadores Etxahun Galparsoro, autor del estudio sobre la deportación de los vascos a los campos de III Reich, y Florentino Mariñelarena, miembro del colectivo La Ilusión. En la planta de honor de la Diputación se han expuesto los uniformes utilizados en los campos de concentración los deportados Manuel Mitxelena y Simone Vilalta.
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