Arantza Chacón: "Oñati y Tolosa son un buen ejemplo de la aportación social de las personas refugiadas"
Arantza Chacón: "Oñati y Tolosa son un buen ejemplo de la aportación social de las personas refugiadas"
Arantza Chacón: "Oñati y Tolosa son un buen ejemplo de la aportación social de las personas refugiadas"
Arantza Chacón es la nueva directora de Zehar-Errefuxiatuekin, organización de referencia en Euskadi en la atención a personas que se han visto forzadas a huir de sus países por temor a perder sus vidas.
Arantza Chacón: "Oñati y Tolosa son un buen ejemplo de la aportación social de las personas refugiadas"
Cuál es la fotografía actual de las personas solicitantes de protección internacional?
- Sus perfiles reflejan las violaciones de derechos que ocurren en el mundo. Con la pandemia las cifras cayeron en Euskadi debido al cierre de las fronteras y de los espacios aéreos. El año pasado se registraron 1.724 solicitudes de protección internacional, lo que supone una reducción del 44% con respecto a años anteriores, aunque es algo que ya estamos viendo que comienza a cambiar.
¿En qué medida?
- Las cifras vuelven a ser las previas a la pandemia. Solo en enero se han registrado 328 solicitudes de protección internacional en el País Vasco, de las cuales 78 corresponden a Gipuzkoa, 90 a Araba y 160 a Bizkaia. La pandemia impidió que estas personas pudieran salir de sus países, pero eso no quiere decir que se redujera la violencia que sufrían. Lo estamos viendo ahora con estos nuevos desplazamientos. Colombia y Venezuela siguen siendo los principales países, a los que se suman durante el último año personas de Marruecos, Malí y Senegal. Esta situación está provocando un cambio en las dinámicas de años anteriores.
¿El incremento de solicitudes viene motivado por los mayores flujos de migrantes en tránsito?
- En los últimos años se habla mucho de migrantes en tránsito, pero es un concepto que tuvo su significado en su momento, aunque no responde ni mucho menos a la situación actual de todas las personas. Hay quienes tienen una red familiar y un objetivo concreto, como es llegar a Euskadi, Alemania o Francia. Pero en otros muchos casos son personas que salen de sus países buscando un lugar seguro aunque sin un destino concreto. Buscan una sociedad que les acoja, y allí donde la encuentran paran y exploran nuevas posibilidades de vida. No todas las personas están en un continuo movimiento.
¿Cuántas solicitudes de protección internacional son aceptadas?
- El porcentaje de solicitudes resueltas de forma favorable suele ser del 5%. Es un porcentaje muy bajo con respecto al resto de Europa, y además hay que tener en cuenta que dentro de ese porcentaje no se contabiliza a personas de Venezuela y de colectivos a los que no se reconoce el estatuto de refugiado pero sí un tipo de protección subsidiaria.
¿Y por qué ese porcentaje tan bajo respecto a la media europea?
- Habría que analizar cuál es el posicionamiento del Gobierno. Llama la atención, por ejemplo, el caso de Colombia, un país con un elevadísimo número de solicitantes de protección internacional que, sin embargo, ve cómo el 94% de las resoluciones son denegadas. Es un país que ostenta el ránking de homicidios y, paradógicamente, vive esta situación. Más allá de las relaciones internacionales bilaterales, es necesario hablar de cada caso, cada expediente, porque detrás de cada uno de ellos hay personas cuyos derechos fundamentales están en juego, y con ello sus vidas.
¿Cuál es la fotografía actual de las personas solicitantes de protección internacional?
- Sus perfiles reflejan las violaciones de derechos que ocurren en el mundo. Con la pandemia las cifras cayeron en Euskadi debido al cierre de las fronteras y de los espacios aéreos. El año pasado se registraron 1.724 solicitudes de protección internacional, lo que supone una reducción del 44% con respecto a años anteriores, aunque es algo que ya estamos viendo que comienza a cambiar.
¿En qué medida?
- Las cifras vuelven a ser las previas a la pandemia. Solo en enero se han registrado 328 solicitudes de protección internacional en el País Vasco, de las cuales 78 corresponden a Gipuzkoa, 90 a Araba y 160 a Bizkaia. La pandemia impidió que estas personas pudieran salir de sus países, pero eso no quiere decir que se redujera la violencia que sufrían. Lo estamos viendo ahora con estos nuevos desplazamientos. Colombia y Venezuela siguen siendo los principales países, a los que se suman durante el último año personas de Marruecos, Malí y Senegal. Esta situación está provocando un cambio en las dinámicas de años anteriores.
¿El incremento de solicitudes viene motivado por los mayores flujos de migrantes en tránsito?
- En los últimos años se habla mucho de migrantes en tránsito, pero es un concepto que tuvo su significado en su momento, aunque no responde ni mucho menos a la situación actual de todas las personas. Hay quienes tienen una red familiar y un objetivo concreto, como es llegar a Euskadi, Alemania o Francia. Pero en otros muchos casos son personas que salen de sus países buscando un lugar seguro aunque sin un destino concreto. Buscan una sociedad que les acoja, y allí donde la encuentran paran y exploran nuevas posibilidades de vida. No todas las personas están en un continuo movimiento.
¿Cuántas solicitudes de protección internacional son aceptadas?
- El porcentaje de solicitudes resueltas de forma favorable suele ser del 5%. Es un porcentaje muy bajo con respecto al resto de Europa, y además hay que tener en cuenta que dentro de ese porcentaje no se contabiliza a personas de Venezuela y de colectivos a los que no se reconoce el estatuto de refugiado pero sí un tipo de protección subsidiaria.
¿Y por qué ese porcentaje tan bajo respecto a la media europea?
- Habría que analizar cuál es el posicionamiento del Gobierno. Llama la atención, por ejemplo, el caso de Colombia, un país con un elevadísimo número de solicitantes de protección internacional que, sin embargo, ve cómo el 94% de las resoluciones son denegadas. Es un país que ostenta el ránking de homicidios y, paradógicamente, vive esta situación. Más allá de las relaciones internacionales bilaterales, es necesario hablar de cada caso, cada expediente, porque detrás de cada uno de ellos hay personas cuyos derechos fundamentales están en juego, y con ello sus vidas.
¿Cuál es la fotografía actual de las personas solicitantes de protección internacional?
- Sus perfiles reflejan las violaciones de derechos que ocurren en el mundo. Con la pandemia las cifras cayeron en Euskadi debido al cierre de las fronteras y de los espacios aéreos. El año pasado se registraron 1.724 solicitudes de protección internacional, lo que supone una reducción del 44% con respecto a años anteriores, aunque es algo que ya estamos viendo que comienza a cambiar.
¿En qué medida?
- Las cifras vuelven a ser las previas a la pandemia. Solo en enero se han registrado 328 solicitudes de protección internacional en el País Vasco, de las cuales 78 corresponden a Gipuzkoa, 90 a Araba y 160 a Bizkaia. La pandemia impidió que estas personas pudieran salir de sus países, pero eso no quiere decir que se redujera la violencia que sufrían. Lo estamos viendo ahora con estos nuevos desplazamientos. Colombia y Venezuela siguen siendo los principales países, a los que se suman durante el último año personas de Marruecos, Malí y Senegal. Esta situación está provocando un cambio en las dinámicas de años anteriores.
¿El incremento de solicitudes viene motivado por los mayores flujos de migrantes en tránsito?
- En los últimos años se habla mucho de migrantes en tránsito, pero es un concepto que tuvo su significado en su momento, aunque no responde ni mucho menos a la situación actual de todas las personas. Hay quienes tienen una red familiar y un objetivo concreto, como es llegar a Euskadi, Alemania o Francia. Pero en otros muchos casos son personas que salen de sus países buscando un lugar seguro aunque sin un destino concreto. Buscan una sociedad que les acoja, y allí donde la encuentran paran y exploran nuevas posibilidades de vida. No todas las personas están en un continuo movimiento.
¿Cuántas solicitudes de protección internacional son aceptadas?
- El porcentaje de solicitudes resueltas de forma favorable suele ser del 5%. Es un porcentaje muy bajo con respecto al resto de Europa, y además hay que tener en cuenta que dentro de ese porcentaje no se contabiliza a personas de Venezuela y de colectivos a los que no se reconoce el estatuto de refugiado pero sí un tipo de protección subsidiaria.
¿Y por qué ese porcentaje tan bajo respecto a la media europea?
- Habría que analizar cuál es el posicionamiento del Gobierno. Llama la atención, por ejemplo, el caso de Colombia, un país con un elevadísimo número de solicitantes de protección internacional que, sin embargo, ve cómo el 94% de las resoluciones son denegadas. Es un país que ostenta el ránking de homicidios y, paradógicamente, vive esta situación. Más allá de las relaciones internacionales bilaterales, es necesario hablar de cada caso, cada expediente, porque detrás de cada uno de ellos hay personas cuyos derechos fundamentales están en juego, y con ello sus vidas.
¿En qué medida se está convirtiendo la crisis climática en el motor de las migraciones?
- Hay desplazamientos muy significativos. De hecho, es una de las líneas de investigación que más relevancia está adquiriendo en CEAR. Las empresas transnacionales están echando a muchos defensores y defensoras de sus tierras, algo que vemos en Euskadi con personas procedentes de Venezuela y de Colombia. En otro orden de cosas, también llegan personas de América Latina huyendo de las maras y de todo tipo de expresiones de violencia criminal. Acogemos, asímismo, a mujeres que están huyendo de la violencia machista en contextos donde no se defienden los derechos más fundamentales.
En la organización han cambiado de marca corporativa. ¿Por qué Zehar-Errefuxiatuekin?
Después de 25 años hemos querido adecuarnos a nuestra idiosincrasia de manera que el euskera esté recogido en la marca. Hemos intentado expresar la bidireccionalidad de los procesos. De ahí que hayamos utilizado el término de Zehar (a través de) y Errefuxiatuekin, en alusión a la necesidad de trabajar con estas personas.
Adjuntos:
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