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Gipuzkoa, hacia un nuevo modelo energético

Gipuzkoa no es ajena al fenómeno del cambio climático y la amenaza sobre nuestras costas es un hecho cierto que puede tener una importante repercusión

17/07/2017

La energía es un bien básico y, en consecuencia, un factor que nos condiciona en nuestros hogares, en el transporte, en el comercio, en las empresas, en los servicio públicos y, en general, en todas las facetas de nuestra vida cotidiana.

Cambio climático y energía son dos caras de la misma moneda. El consumo de energías fósiles es el responsable principal de la emisión de gases de efecto invernadero, causantes del calentamiento global. Por ello, para afrontar y enfrentar el problema del cambio climático es necesario un cambio importante en los sistemas energéticos actuales. Un nuevo modelo energético.
La mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero ha sido limitada hasta el momento. Soy de lo que piensan que hay motivos climáticos, pero también económicos, sociales y por supuesto políticos para actuaciones locales y territoriales que afronten este problema global. Dentro de ellas, las energías renovables han de jugar un papel fundamental. El protagonismo de las fuentes renovables en los sistemas energéticos futuros es imprescindible.

Por tanto es fundamental una adecuada definición de políticas para que la sustitución de los combustibles fósiles por las energías renovables contribuyan de forma significativa a la mitigación de gases de efecto invernadero y por tanto del cambio climático. Los objetivos del Paquete de medidas sobre el clima y energía de la Unión Europea para el año 2020 son una mejora de la eficiencia energética del 20 %, un 20 % de energías renovables y 20 % de reducción de gases de efecto invernadero. En Gipuzkoa con una dependencia energética exterior del 93 % tenemos un reto que no podemos eludir.

¿Qué podemos hacer nosotros ante el cambio climático?

Una de las acciones que podemos llevar a cabo es reducir el uso de los combustibles fósiles y optar por el uso de energías verdes o energías renovables, como por ejemplo: la eólica, la maremotriz y la energía solar. Estas energías generan menos residuos, no generan gases de efecto invernadero y son inagotables.

También a nivel individual podemos actuar. Una forma en la que podemos poner nuestro granito de arena en la lucha contra el cambio climático es mediante hábitos responsables en nuestras casas y hogares. Está en nuestra mano tratar de reducir al máximo el consumo de energía y tener claro que el mayor ahorro de energía está en el consumo que no se realiza.

No debemos olvidar que el incremento de la temperatura de la Tierra está provocando entre otros efectos el deshielo de los polos, con el consiguiente aumento del nivel del mar, la agudización de las sequías y periodos de lluvia más cortos pero más intensos. Como consecuencia, vamos a tener más catástrofes humanitarias, más migraciones y un gran impacto económico. Nuestro territorio no es ajeno a este fenómeno y la amenaza sobre nuestras costas, tal y como hoy las conocemos, es un hecho cierto que puede tener una importante repercusión en el futuro. Es el momento, nos queda poco tiempo diría yo, para tomar medidas tanto de adaptación como de mitigación.

Más allá de la reflexión energética y del trabajo en colaboración con las comarcas guipuzcoanas, el Departamento de Medio Ambiente y Obras Hidráulicas lleva tiempo diseñando y poniendo en marcha programas de asesoramiento a la ciudadanía en materia de energía. Una iniciativa en este sentido es la puesta en marcha del Observatorio de la Pobreza Energética de Gipuzkoa. Este espacio está dedicado a informar y sensibilizar a la ciudadanía guipuzcoana sobre este problema, para promover un consumo más razonable de la energía, y que cuenta con un banco de datos, biblioteca virtual, hemeroteca y mediateca.

Ahora, de manera complementaria, y con el fin de apoyar en el día a día a los hogares y a la pequeña empresa, el Departamento de Medio Ambiente ha comenzado a desplegar progresivamente la continuidad del programa Argitu, una herramienta práctica para el ahorro y la eficiencia energética. Se trata de un programa dinámico y en continua evolución, cuyo objetivo es facilitar y mejorar el conocimiento, la interpretación objetiva y la gestión de la energía en hogares y pequeña empresa. Un instrumento que nos ayuda a conocer mejor nuestro consumo y nos ofrece alternativas de uso y de ahorro.

Nos quedan retos por abordar como modelos de implantación de dimensión local-comarcal, instalaciones para autoconsumo, generación distribuida de energía a partir de fuentes renovables etc. Una tarea colectiva cuyo éxito dependerá de la implicación de todos, instituciones, industria y ciudadanía.

  

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