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Gipuzkoa perfila su modelo de atención en materia de violencia machista desde la personalización, participación y no revictimización

Tras un proceso de escucha y evaluación participada iniciado en 2019, la Diputación Foral de Gipuzkoa ha sentado las bases de un modelo de atención que aumenta la calidad de la respuesta a las violencias que enfrentan las mujeres.

Maite Peña diputatua, Gunean egindako topaketan.

La Diputación Foral de Gipuzkoa ha reunido esta mañana en la sala Etorkizuna Eraikiz Gunea a más de 70 profesionales y responsables institucionales para presentar los resultados de un “intenso y muy necesario” proceso de trabajo en materia de violencia machista. En concreto, y así lo ha expuesto la diputada foral de Políticas Sociales, Maite Peña, “hemos sentado las bases de un modelo de atención que aumenta la calidad de la respuesta a las violencias que enfrentan las mujeres, desde una planificación centrada en la persona, la participación de la mujer en todas las etapas y la no revictimización”.

          La diputada ha defendido que la complejidad del problema de la violencia machista y su naturaleza requieren adoptar un modelo de intervención específico, y es por ello que, tras el proceso de escucha y evaluación participada iniciado en 2019, se han definido unos principios y claves del modelo, “con criterios homogéneos y consensuados”. En concreto, se han identificado áreas de mejora “que se traducen en pautas concretas que ayudan a aterrizar los principios fundamentales del modelo de atención en prácticas concretas”.

          Tras reivindicar el firme compromiso de la Diputación Foral de Gipuzkoa para atajar la violencia machista que sacude con fuerza nuestra sociedad, Maite Peña ha puesto en valor el esfuerzo colectivo que se está realizando por posicionar las políticas sociales como palanca de futuro, y por ofrecer caminos que permitan transformar el modelo de atención y cuidados en Gipuzkoa. Esa planificación, la Agenda Gipuzkoa 2020>2030, contempla el despliegue del nuevo modelo integral para la atención a mujeres víctimas de violencia machista.

          En ese sentido, la diputada ha recordado que en cinco años la Diputación ha pasado de tener 32 plazas de atención a mujeres víctimas de violencia machista a un total de 66. Por otra parte, alrededor de 1.000 mujeres reciben atención psicológica al año por medio de los servicios forales, y “estamos haciendo un trabajo muy importante en prevención, con la puesta en marcha de un proyecto innovador de atención a familias y adolescentes que enfrentan violencia machista”. Ha anunciado, a su vez, la apertura el próximo año de un nuevo centro de atención con 22 plazas adicionales. “Una apuesta que ultimamos con la revisión del modelo de atención, y que se traduce en un incremento del 11,5% en el presupuesto del departamento de Políticas Sociales para 2023”, ha agregado.

123 recomendaciones prácticas

El grupo de trabajo y reflexión, presente en la jornada de hoy, ha estado liderado por la Diputación Foral de Gipuzkoa, y participado por representantes de entidades sociales proveedoras de los diferentes servicios forales de atención a mujeres víctimas de violencia machista. “Se ha realizado una evaluación de carácter multidimensional, y el año pasado, acompañados por EDE Fundazioa, se ha llevado a cabo un proceso de reflexión sobre el modelo de intervención”, ha explicado Peña. El resultado es el trabajo presentado hoy, que recoge un total de 123 recomendaciones prácticas, recogidas en un documento “vivo, flexible y adaptable”.

          La diputada ha sostenido que la forma en la que se articula la respuesta y se prestan los servicios influye significativamente en los resultados que se obtienen y su nivel de eficacia, y ha añadido que la naturaleza y complejidad del problema de la violencia machista “justifica la necesidad de adaptar un modelo de intervención especifico a partir de una perspectiva feminista, enfoque de género y de derechos humanos. Además, tiene que garantizar la dignidad, la autonomía, la seguridad, la intimidad, la inclusión social y la reparación de cada mujer”.

          Por ello, se concluye que se debe actuar desde la interseccionalidad, el empoderamiento, y siguiendo las estrategias de intervención como son la integralidad, la planificación centrada en la persona, la no revictimización, la resiliencia y la participación. “Todo ello desde un modelo de intervención comunitario”, ha subrayado Maite Peña. Desde cuidar cada espacio, la organización de los equipos, la información que se facilita y los diagnósticos que se realizan, a cómo evaluar y hacer el seguimiento de cada caso, asignando una persona profesional referente a cada mujer.

  

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