Ikerfolk-Argia recibe, por parte del Departamento de Cultura de la Diputación Foral de Gipuzkoa, el V Premio Ondare por su compromiso por reconocer y rescatar el patrimonio cultural vasco

La Diputada de Cultura, Cooperación, Juventud y Deportes, Goizane Álvarez, ha asegurado que el “principal” valor que quiere significar, desde el departamento de cultura con la concesión del premio Ondare, es la “excelencia, el esfuerzo y el compromiso” de Ikerfolk-Argia por “reconocer y rescatar el patrimonio cultural”.

En su intervención, esta tarde, en el acto de entrega de la quinta edición del premio Ondare a Ikerfolk-Argia que ha tenido lugar en el Convento de Santa Teresa de San Sebastián, Álvarez ha asegurado que Ikerfolk-Argia viene realizando “por décadas” una gran labor, “rescatando del riesgo del olvido instrumentos, melodías, indumentaria y danzas”. Pero, además, trabajan por recuperar del pasado “cómo se articulan las relaciones socioculturales, a través de la música y la danza o cómo vestían nuestras ancestras y ancestros”.

Ha explicado que, frente al actual contexto de globalización, donde existe un peligro real de que la “influencia global se imponga” y, por lo tanto, la diversidad cultural y las tradiciones locales se erosionen, es importante la labor de Ikerfol-Argia. Pero, también es clave su trabajo sobre “nuestras raíces y prácticas” singulares, en el actual mundo “cada vez más globalizado” porque es una oportunidad que nos permite “aprender unos de otros y que podamos incorporar o exportar nuevos enfoques en favor de la cultura”.

Por eso, es importante reconocer a los hombres y mujeres que conforman Ikerfold-Argia, -un proyecto liderado por el folclorista y etnógrafo Juan Antonio Urbeltz y la que fuera directora musical, Marian Arregi-, mediante el Premio Ondarea porque nos permite seguir generando “espacios y oportunidades” para difundir nuestro patrimonio. “Con ello, posibilitamos que cada persona trace su identidad cultural, fortalezca su libertad para reconocerse como parte de un todo propio, de pertenecer, a su manera, y, a su vez, pueda descubrir otras expresiones culturales que integran el patrimonio cultural de la humanidad”.

En concreto, ha querido destacar la forma que Ikerfolk-Argia tiene de aproximarse a la investigación, a la conservación, a la creación de piezas “para convertir lo inmaterial en materia”. Ha puesto en valor el patrimonio cultural que son “creencias, heridas, secretos, patrones, la forma de celebrar o rendir homenaje”. A su juicio, todo ello forma parte de “nuestra herencia colectiva” que tiene incidencia en nosotras y nosotros porque nos “condiciona lo que somos y cómo nos comportamos”, en definitiva, es lo que construye nuestra “identidad”.

Ikerfolk-Argia ha recibido el V Premio Ondare, tras la decisión adoptada por un jurado compuesto por representantes de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, el Archivo Peña Ganchegui, la Diputación Foral de Gipuzkoa y el Museo San Telmo de San Sebastián reunidos el pasado 24 de noviembre. Además, en esta edición, y de forma excepcional, también el jurado ha querido hacer un reconocimiento especial a la empresa Bellota Herramientas, de Legazpi, “por su esfuerzo en la conservación del patrimonio industrial”. El primer premio Ondare fue entregado en el año 2008 y el destinatario fue Fermín Leizaola Calvo, en reconocimiento a su ingente labor en el campo de la etnografía, investigación y la difusión en el ámbito de la etnografía. El segundo premio Ondare se concedió en el año 2011 y se le otorgó al etnógrafo, antropólogo, historiador, folclorista e investigador del euskera, Juan Garmendia Larrañaga. En el año 2018, se entregó el tercer premio Ondare que recayó en Euskaltzaindia-Academia de la lengua vasca en reconocimiento a su labor en el terreno de la protección, investigación y difusión del euskera, patrimonio inmaterial de primera magnitud y expresión fundamental de nuestra identidad cultural, justamente, en el año en el que se conmemoraba el 50 aniversario de la creación del euskera batua. Y, por último, el IV Premio Ondare fue a manos del director de Sonuetxea, Juan Mari Beltrán Argiñena, de la música popular vasca y de sus instrumentos.