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La cultura como motor de cambio y transformación

Intervención en el acto inaugural de la Capitalidad Cultural Donostia-San Sebastián 2016

22/01/2016

Llevamos mucho tiempo hablando de la Capitalidad Cultural Europea y de Donostia-San Sebastián 2016.  Ha llegado el momento de sacar a la luz este gran esfuerzo colectivo, que lleva gestándose desde hace mucho tiempo. Llega el momento de mostrar el significado de la Capitalidad Cultural Europea y su función a través de una extensa  y variada programación cultural que se prolongará durante todo el año, muy especialmente en San Sebastián, pero que tendrá su eco en Gipuzkoa y en Euskadi.
La cultura somos todos y todas: es nuestra memoria individual y colectiva, es el reflejo de nuestras formas de pensar, de sentir y de actuar. La cultura son nuestras ideas, nuestros valores y todas las formas en las que se expresa nuestra vida. La cultura son nuestras construcciones del pasado, nuestras acciones presentes y las proyecciones de futuro. Nos reconocemos a través de la cultura y nos desarrollamos a través de ella. La Capitalidad Cultural constituye una gran oportunidad: una oportunidad para repensar nuestro futuro, una oportunidad para el diálogo intercultural, y una oportunidad para ampliar nuestros horizontes como país, territorio y, desde luego, como ciudad. 
Una oportunidad para repensar el futuro. Vivimos tiempos de profundos cambios en nuestro país; un país que quiere dejar atrás los años oscuros de la violencia, y que quiere consolidar la paz y la convivencia; un país que lucha por su reconocimiento político; un país que quiere adaptarse al contexto global manteniendo sus señas de identidad y su idioma; un país que busca actualizar sus formas de actuación, para mantener y consolidar los niveles de progreso y de cohesión social alcanzados hasta el momento. En este contexto, la cultura debe ser una herramienta de primer orden, para reflexionar sobre cómo abordar los desafíos más relevantes que se nos plantean en una sociedad abierta, global, diversa, llena de incertidumbres y escenarios complejos. La cultura debe posibilitar la reinterpretación necesaria de nosotros mismos y la mirada necesaria para construir un futuro mejor.  

Una oportunidad para el diálogo intercultural. Nuestro presente y nuestro futuro se caracterizan ya por la diversidad y por la pluralidad: pluralidad de idiomas, de culturas, de religiones, de formas de entender la vida, de expresar las cosas, tanto en nuestra vida cotidiana como en las manifestaciones más artísticas y culturales

Una oportunidad para el diálogo intercultural. Nuestro presente y nuestro futuro se caracterizan ya por la diversidad y por la pluralidad: pluralidad de idiomas, de culturas, de religiones, de formas de entender la vida, de expresar las cosas, tanto en nuestra vida cotidiana como en las manifestaciones más artísticas y culturales. Nuestro futuro como pueblo y como país va ligado a entender y a adaptarnos a esta diversidad; a crear las condiciones de desarrollo de nuestra cultura en un contexto global y buscar el encaje en un diálogo permanente con los otros. Ello nos obliga a buscar lugares compartidos para construir bases sólidas a través del diálogo como herramienta básica de la construcción de ese futuro.  
La Capitalidad Cultural es una gran oportunidad para ampliar nuestros horizontes, para mostrar lo mejor de nosotros mismos, para extender nuestras relaciones, promocionarnos en el panorama europeo, buscar flujos culturales, económicos, sociales y políticos que nos permitan enriquecernos y crecer de manera sólida en diversos ámbitos. 
La Capitalidad Cultural constituye sin duda una gran ocasión para relanzar, desde el punto de vista internacional, el patrimonio cultural y toda la actividad cultural de San Sebastián y del conjunto de Gipuzkoa; pero, también constituye una oportunidad para aprender, establecer un diálogo con otras culturas, otros países otros ámbitos de creación cultural y enriquecernos mutuamente. 
Ese enriquecimiento mutuo es, sin duda, la mejor aportación que podemos realizar a una Europa cada vez más multicolor y abierta en el contexto de la globalización. Esa es la razón por la que  queremos que en Europa la cultura sea el centro que articule nuestro presente y nuestro futuro. Por ello, trabajaremos para que la Capitalidad Cultural sea un gran éxito; y lo haremos no sólo desde las instituciones, sino con el liderazgo de miles y miles de ciudadanos y ciudadanas, que serán el presente y el futuro de la transformación de esta ciudad y este territorio.   
La Capitalidad Cultural reafirma el valor de cultura. La institución a la que represento ha situado la cultura como uno de sus ejes estratégicos. La cultura constituye uno de los motores fundamentales del desarrollo y del sistema de convivencia de Gipuzkoa. Desde este convencimiento, estamos apoyando con todo nuestro vigor infraestructuras y servicios culturales como Tabakalera o San Telmo en San Sebastián, y otras infraestructuras y servicios en el conjunto del territorio de Gipuzkoa. Estamos apoyando a las personas que crean y que participan en la difusión de la cultura y, en especial, vamos a apoyar con todas nuestras energías la creación, producción y difusión de contenidos culturales, dando relevancia a los contenidos culturales en euskera; todo ello, al servicio de una ciudad, un territorio, un país y su entorno. 
Como decía Koldo Mitxelena:
“Sin menoscabar en nada los conflictos que nos separan, al menos no los acrecentemos y ampliemos a base de terquedad y mutua intransigencia. Si luchamos es porque vivimos. ¿Y acaso no sentimos, por debajo de los más estridentes gritos, una silenciosa llamada que nos lleva a acercarnos mutuamente?”. Koldo Mitxelena. “Pro domo”.

  

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