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Exploración de ocho dólmenes de Altzania

Reedición del libro.

03/10/2018

A comienzos del siglo XX, cuando en el entorno universitario se estaban llevando a cabo avances espectaculares en el área de la Prehistoria, comenzó a surgir también en Euskal Herria la inquietud por investigar esta ciencia que hasta entonces había sido casi desconocida en el país.

El desarrollo de esta nueva área de conocimiento había comenzado en el siglo anterior, y fueron vestigios humanos encontrados por geólogos los que propiciaron este comienzo. Descubrir que en tiempos remotos no conocidos hasta entonces habían existido seres humanos y que habían llevado un modo de vida inimaginable cambió radicalmente el punto de vista de los investigadores.

Las excavaciones realizadas durante aquellos años por los profesores Aranzadi, Barandiaran y Eguren sentaron las bases para el conocimiento de la Prehistoria del País Vasco.

Algunas de aquellas excavaciones se llevaron a cabo en los montes del Goierri. En verano de 1920, por ejemplo, exploraron las cimas de los alrededores de Etzegarate y Otsaurte, y dejaron como testigo de los restos que encontraron y de sus conocimientos el librito “Exploración de ocho dólmenes de Altzania”.  El libro fue publicado por la Diputación de Gipuzkoa en 1921.

Esta publicación se hallaba desde hacía tiempo olvidada –y casi perdida– en la memoria de la gente.

Las y los montañeros que organizan “Bost herrien arteko ibilaldia” (de Idiazabal, Mutiloa, Segura, Zegama y Zerain) pensaron que sería oportuno realizar su recorrido para conocer los monumentos megalíticos prehistóricos que se encuentran en el monte. Así pues, solicitaron al Ayuntamiento de Idiazabal la reedición del viejo libro con el fin de dar a conocer aquel mundo también a las montañeras y los montañeros –así como, en general, a toda la ciudadanía–.

En la reedición se ha incluido un prólogo del profesor de la Universidad del País Vasco J. A. Mujika, que ayuda a comprender cómo fue el trabajo llevado a cabo en su época por Aranzadi, Barandiaran y Eguren. Además, el Ayuntamiento de Idiazabal encargó la traducción profesional del texto, y la nueva edición se puede leer en euskera y castellano. La versión en castellano se ha mantenido en su forma original (en versión facsímil), junto con las imágenes, fotografías y demás añadidas por los autores. Finalmente, se han incluido dos fotografías que se mencionan en el texto pero no se conocían, cedidas por el Museo San Telmo.

Además de conocer de cerca los vestigios encontrados en la exploración de los dólmenes y las conclusiones extraídas, el texto también introducirá al lector en otros conocimientos.

Por ejemplo, es muy interesante para conocer los instrumentos con los que contaban estos arqueólogos para realizar su trabajo y su manera de proceder. Es significativo ver cómo se esforzaban por trabajar siguiendo su procedimiento científico, pero al mismo tiempo se debe poner de manifiesto –como explica Joxean Mujika en el prólogo– lo insuficientes que resultaban los medios utilizados (por supuesto, comparándolos con los que tienen actualmente los arqueólogos).

Todo eso en lo que se refiere al título del libro. Pero, también hay más. Aranzadi, Barandiaran y Eguren retrataron en su relato el modo de vida de las gentes que en aquel año de 1920 vivían en la zona de Urtsuaran, Etzegarate y Otsaurte: la vestimenta de los pastores, la atmósfera que se vivía en las ventas, las andanzas de los mikeletes de la zona, historias antiguas… Recopilaron de todo, y desde el punto de vista etnológico la aportación del libro es inestimable.

Para expresar lo que se quisiera conseguir con la reedición de este libro, lo mejor es acudir al prólogo y leer las palabras finales:  ‘que sirva para conocer mejor las ciencias que nos son accesibles y, sobre todo, para darnos cuenta del enorme beneficio que nos produce la protección y conservación de ese legado que está en nuestras manos’.

Otras actividades organizadas junto con la publicación

La marcha denominada “Bost herrien arteko ibilaldia” (organizada por las montañeras y montañeros de las as asociaciones montañeras de los municipios de Idiazabal, Mutiloa, Segura, Zegama y Zerain) se llevó a cabo el 15 de septiembre. A través del alto situado en el límite entre Ataun e Idiazabal, se visitaron los dólmenes que se encuentran en los montes de Izozkoa, Aitsu y Atxurbide. Las 60 personas que se acercaron escucharon las explicaciones ofrecidas por el profesor de la UPV Joxean Mujika.

Dentro del ciclo de conferencias Tertulian, Joxean Mujika ofrecerá la charla titulada “La Prehistoria en el Goierri. Idiazabal” el 16 de octubre, miércoles, a las 18:30, en el Salón de Actos del ayuntamiento.  La entrada es libre hasta completar el aforo.

Finalmente, y con el objetivo de hacer llegar al público infantil el trabajo de transmisión del patrimonio, alumnos y padres de Aita Iparragirre Herri Eskola, acompañados por Antonio Berasategi de la asociación deportiva, realizarán una salida más breve, organizada por el grupo de montaña Guraso Elkartea, para conocer de cerca algunos dólmenes.

 

Antes de la llegada de Nuestro Señor Jesucristo los gentiles vivían en la cima de Balenkaleku.

            En aquella época no llovía, ni se veía nube alguna en el cielo.

            Cuando apareció la primera niebla allí, a lo lejos, todo el mundo se asustó.

            Había entre ellos un viejo gentil de cuatrocientos años, que vivía retirado en su chabola. Le sacaron de allí y le llevaron a ver aquel asombroso acontecimiento; pero él no lo veía, porque no podía abrir los ojos. Entonces, los suyos le separaron los párpados con unas palancas.

            Cuando el viejo gentil vio la niebla habló así: "nuestra raza está perdida". Y así fue, a partir de entonces el cristianismo se extendió por todos los países y los gentiles desaparecieron.

            El nombre de Balenkaleku proviene al parecer de este suceso, por haber utilizado unas palancas para abrir los párpados al viejo gentil.

 

Relatado por Anastasio Lete de Etzegarate a José Miguel Barandiaran en 

  

1952