Un apunte sobre la rica historia del marco

Se suele admitir que el marco surgió en Grecia en el siglo IV a.C. con la finalidad de servir de soporte a las pinturas, facilitando su manejo.

En la pintura mural romana aparece el llamado marco de ocho puntas, con cuatro listones y ensambles para encastrar los ingletes (unión de partes de la moldura) del cuadro. También se desarrolló el sistema de sustentación mediante un cordón que pasaba por los dos ángulos superiores del marco y que se sujetaba en un gancho clavado en la pared. Era frecuente que la pintura se protegiera con dos puertas que la cubrían.

A los marcos de madera más antiguos, que por las características de este material no han llegado hasta nosotros, se unieron los de metal, encontrados en excavaciones arqueológicas. En Egipto el marco también se utilizó en los ritos funerarios, unido a las prácticas de momificación.

En el arte cristiano primitivo y bizantino, así como en las manifestaciones prerrománicas, el marco está presente, habiendo contribuido a un gran desarrollo de su producción, la difusión del culto a las imágenes sagradas. En los encuadramientos románicos es notable la influencia francesa, siendo el Camino de Santiago la vía que propició los intercambios, entre otras, de esta técnica.

La pintura del gótico es casi exclusivamente religiosa, con un gran desarrollo de los retablos de iglesia a lo que se adaptaron los marcos de la época, que respondían a los distintos estilos predominantes. En el siglo XIII ya se conoce el marco propiamente dicho, construido con independencia de la obra que va a soportar.

A comienzos del siglo XVI la sencillez que había predominado hasta entonces se sustituyó por un mayor lujo y al propio tiempo, durante el renacimiento, se amplió la demanda de pintura y de marcos en iglesias, monasterios y conventos a las residencias de la realeza y los nobles. Estas circunstancias hicieron que un creciente número de artesanos se especializaran en el encuadramiento cada vez con más contenido artístico.

La pintura española alcanzó su mayor esplendor en el siglo XVII y con ello por primera vez el marco tuvo los elementos diferenciadores suficientes para que fuera conocido como de "estilo español". Como en épocas anteriores se construyeron diversos tipos (entre otros policromados, tallados con gallones, con hojas y flores carnosas hasta rizadas y de taracea).

Los historiadores consideran que a nivel europeo fue durante el reinado de Luis XV de Francia (1723-1774) cuando el marco tuvo su mayor apogeo. Durante los años siguientes, éstos siguieron reflejando los cambios sociales y de estilos artísticos que se produjeron, adaptándose a los mismos.

Marko