Arturo Andrade

Aunque no es frecuente, tampoco resulta insólito que algunos artesanos por su habilidad manual, experiencia e inquietud profesional, sean capaces de construir objetos cuya elaboración requiere el dominio de técnicas muy diferenciadas.

Posiblemente uno de los ejemplos más representativos en nuestro país de esta capacidad es el de Arturo Andrade, que tras dedicarse profesionalmente durante dos décadas a la escultura (madera, barro, piedra y bronce a la cera perdida), su afición a la música le ha llevado a compaginar, prácticamente a partes iguales esta actividad con la elaboración de instrumentos de cuerda fritada (violines, violas y violoncelos).

Esta capacidad de Arturo para abordar con éxito la construcción de productos que exigen el dominio de técnicas tan diversas, podría explicarse por su experiencia laboral por cuenta ajena, su curiosidad que lo ha convertido en un infatigable lector y observador de su entorno, sin que pueda olvidarse, además, su destreza manual y la satisfacción que le produce la obra bien hecha

Arturo AndradeAlgunos de los productos elaborados por Arturo Andrade. (Fotografía: Julen Zabaleta).

 

El Artista / Artesano

En el año 2005 al referirnos al artista/artesano Arturo Andrade Arias (Oficios Tradicionales IX) señalábamos que por decisión de sus padres, que desde hacia muchos años residían en Elgoibar, nació en Allariz (Orense) en 1956. Tras cursar los estudios de formación profesional al máximo nivel que en la época se impartían en la villa guipuzcoana, obtuvo la cualificación de oficial industrial, trabajando entre 1972-1977, como ajustador, en la empresa Orbatu dedicada a la construcción de maquinas-herramienta, lo que le permitió conocer, las técnicas utilizadas para la transformación de metales.

Sus primeros trabajos artesanales los elaboró mientras cumplía el servicio militar en Ferrol (A Coruña) obteniendo utensilios domésticos entre otros cucharas y tenedores, para lo que empleaba los embalajes de madera que habían sido desechados después de su empleo para proteger y transportar misiles, morteros y minas, pudiendo disponer de boj cuando se conocieron sus habilidades. Esta época le permitió auto-convencerse de sus capacidades.

Al término de sus obligaciones militares empezó a compaginar en Allariz su trabajo por cuenta ajena (como calefactor) con actividades artesanales en madera en su propio taller, para, hacia 1980 dedicar todo su tiempo a esta última especialidad utilizando como materia prima vigas de castaño y roble, en muchos casos centenarias, provenientes de casas que eran derribadas en su entorno. Las herramientas básicas empleadas eran taladros manuales, gubias, escofinas, sierras y tenazas.

Deseoso de conocer otras culturas se convirtió en un incansable lector y visitante de exposiciones. Viajó al exterior con una corta estancia en Paris (1985) en la que trabajó en lugares públicos junto con otros profesionales, iniciando su actividad expositora, sobre todo de sus esculturas, en 1981 en Orense y más tarde en otras ciudades gallegas acudiendo a Madrid por primera vez en 1989 y exponiendo en 2003 junto con otros artistas en Nueva York y Japón (Tokio y Wakamatzo). Desde 1995 desarrolla su actividad en sus talleres de Elgoibar y Allariz. Sus relaciones con Alejandro Álvarez, de Elgoibar, le permitieron desarrollar sus conocimientos de fundición.

En 1987 empieza a fundir bronce a la cera perdida en Allariz, para siete años después trasladarse a Elgoibar ubicándose inicialmente en Jauriguiberri, junto a la vieja carretera que une Elgoibar con el alto de Azkarate, para posteriormente trasladarse Ermuaran Bide y recientemente a un local en la calle Pedro Muguruza.