Carteros peatón

Sus tareas básicas eran la recogida de la correspondencia para su expedición y el reparto de la que llegaba a los barrios ó caseríos que tenía asignados. Esta actividad era siempre complementaria de otra considerada como principal.

Manuel Argimberri Elorriaga (1921) cartero peatón en la zona rural de Deba durante 19 años (1949/1968) recuerda que al igual que el que le precedió en este puesto, Juan José Aizpuru Echave (1883/1968) bajaban y regresaban andando desde Itziar, donde residían, a "la oficina de Deba" distante cinco kilómetros, lo que resultaba especialmente penoso en los días de lluvia y viento. Dado lo accidentado del terreno la bicicleta no era adecuada. En su caso con la generalización de los vehículos a motor mejoró sustancialmente su trabajo.

En otros casos los carteros peatones recibían la correspondencia en la estación de ferrocarril más cercana o de una conducción o de un enlace que le unía con la misma.

Existía un buzón en Itziar en "casa Aguinagalde" donde los remitentes depositaban las cartas. En el caso de los certificados y los reembolsos, así como los paquetes con comida para los presos o los que cumplían el servicio militar les entregaban en mano en un local habilitado en el bajo de su domicilio facilitándose por su parte el correspondiente comprobante.

En los desplazamientos utilizaban una bolsa parecida a una mochila con los documentos a entregar en la estafeta o los que recibía para su reparto (entre otros, giros postales). El dinero que manejan era motivo de especial preocupación, sobre todo cuando eran cantidades elevadas como en el caso de pagos por la compra de ganado en la feria Torrelavega.

A las dificultades del reparto de la correspondencia a los caseríos alejados se les fue buscando soluciones como la de dejar las cartas en los lugares (tiendas, domicilio de parientes, etc.) a donde acudían regularmente los destinatarios, generalmente "el día de mercado", o para su asistencia a los oficios religiosos. Sin embargo si la carta era urgente había que llevarla a destino. También era frecuente que los que esperaban alguna carta acudieran en su busca a casa del cartero-peatón. En el caso concreto de Itziar la retribución en 1949 era de 2.400 pesetas anuales.

Hace algún tiempo en los barrios se colocaron buzones para la entrega e incluso la recogida de cartas, en las iglesias y en algunos casos en dependencias municipales.

Carteros ambulantes del ferocarrilCarteros ambulantes del ferocarril. I`illustration 23 de setiembre de 1848, nº 291, pág. 58.

Los carteros-peatón, en menor medida que los rurales, recuerdan los problemas que en algunas ocasiones les planteaban los perros a los que consideran como “sus mayores enemigos”.

En el pasado la llegada del cartero estaba rodeada de una cierta expectación por "la novia que tenía el novio en la mili, el comerciante que esperaba sus pedidos o remesas de género, el inmigrante ávido de recibir noticias de la familia". Actualmente la correspondencia si consideramos como tal la publicidad, inunda los buzones domiciliarios y salvo en algunos casos -los que no reciben cartas- su recepción se ha convertido en algo rutinario que solo rompen los certificados, entre otros las multas o las comunicaciones de Ayuntamientos y Haciendas.

Sobre todo en determinadas fechas, como las Navidades, se hacía participar al cartero con el tradicional aguinaldo, como muestra de agradecimiento por la labor prestada. Aquellas tarjetas que hacían llegar a los vecinos han quedado en el recuerdo.

Aunque los carteros como colectivo al servicio público no han recibido en nuestro país el reconocimiento que se merecen, en algunos lugares cuentan con testimonios, como en Baracaldo, donde existe un monolito o el nombre de una calle como la dedicada al cartero Germán en Santurtzi.

Cartero en tricicloCartero en triciclo. Recogiendo la correspondencia de los buzones en Viena. La ilustración española y americana. 1 de mayo de 1887, nº 10, pág. 181.

 

Principales informantes

  • Joaquín Alberdi Arteche (1920)
  • Manuel Arguinberri Elorriaga (1921)
  • Valentín Crecente Saenz de Cámara (1923)
  • Carlos López Núñez (1955).