Difíciles condiciones

Los cometidos principales de Justo Iriondo y su equipo eran los traslados entre "la fábrica" y la estación del ferrocarril, de cañones, máquinas y diversas mercancías, así como los movimientos de piezas y productos en el interior de la empresa.

El ferrocarril, que llegó a Placencia en junio de 1888, situó la estación en una cota relativamente elevada en relación con la actual SAPA, siendo especialmente pronunciado el desnivel y cerradas las curvas de la parte final de la calle que las une. Subir y bajar "Koche bidea", como se le llama a este tramo, con una plataforma-carro de un solo eje con dos ruedas en el centro (una a cada lado), de llantas metálicas y radios de madera y una lanza mástil larga, cargada con un cañón o una máquina, accionada manualmente por el equipo de "Turkua", llegaba a ser una difícil operación de "ingeniería". En la estación contaban con una grúa, aunque era frecuente el traslado de plataforma-carro a vagón o lo inverso.

Estos traslados eran frecuentes, al monopolizar el ferrocarril durante décadas, el transporte de las piezas mayores. Además, había que comprobar el buen funcionamiento de los cañones. Inicialmente las pruebas se llevaban a cabo en un probadero situado entre Placencia y Málzaga, a kilómetro y medio de la primera población, en el lugar que hoy ocupa la empresa Unamuno y, desde 1886, poco antes de la llegada del ferrocarril a Placencia, en Deba, donde llegaban arrastrados por un camión de vapor de la época, para pasar, en 1960, al monte Ulía y, posteriormente, a Jaizkibel. En la población costera se llevaron a cabo en diversos lugares, como "Sorginetxe" pero, sobre todo, en la pequeña explanada situada sobre la playa, conocida como "el probadero" o "la batería".

El transporte interno en las empresas principales, hasta casi los años sesenta del siglo pasado, era importante. En la eibarresa Orbea, carretero, carro y caballo pasaban por los distintos departamentos toda la jornada laboral, para recoger o entregar los distintos componentes que requería la fabricación de bicicletas. En la fábrica de cañones de Placencia, algunas de las piezas que era necesario transportar eran pesadas, requiriendo a los que las desplazaban a las órdenes de "Sanson", notable competencia y profesionalidad.

Justo Iriondo vestía camisa blanca, chaleco y chaqueta "de drill", pantalón gris claro y boina. Durante su jornada laboral se acompañaba de un largo palo que colocaba entre los radios de los carros utilizados para el transporte. Su fuerte personalidad y su reconocida habilidad, han quedado en el recuerdo popular.

A su ingreso en S.A.Placencia de las Armas como carpintero, ganaba 0,30 ptas./hora, que pasaron tras unas subidas posteriores, a 0,40 al ser nombrado capataz de peones el 10 de mayo de 1898. Tienen que transcurrir casi veinticinco años, hasta el 22 de febrero de 1922, para que el jornal horario llegara a una peseta. En enero de 1942 ya era de 1,86.

Se le atribuyen numerosas anécdotas que reflejan su personalidad. Se recuerda que, ante la llegada de una máquina de mayor capacidad de trabajo que las que disponían para el torneado de cañones, su ubicación en SAPA requería extraer y desplazar una gran base de un "machino" de forja, sin que lo lograran por sus propios medios, ni con asesoramientos externos, incluidos los de "la naval" de Bilbao. La solución, la dio "Sanson" proponiendo, como al final se hizo, su enterramiento en su lugar tradicional: "Zulua egin eta enterrau". En otra ocasión, cuando un ingeniero de SAPA visitaba la fábrica de cañones acompañando a unos ingleses, al observar un caminar lento de Justo Iriondo le dijo: "Sanson, ze pausu dek ori". A lo que el interpelado respondió rápido: "Sei errialeko jornalena".