Elaboración de las fundas para los cuchillos

La gran mayoría de los cuchillos elaborados son de los llamados de monte, que precisan de su correspondiente funda, para ser colgados al cinto o simplemente proteger a quien lo porta de no cortarse. Los artesanos cuchilleros también elaboran estas fundas, siendo cada una de ellas especifica para cada cuchillo. Generalmente son de cuero y su diseño, materiales y acabado es acorde con el del cuchillo para el que la elaboran.

Como materia prima, generalmente compran piezas o láminas de cuero enteras (vaquetilla). Para su elaboración toman un trozo de este cuero y utilizando el propio cuchillo como plantilla, marcan su perfil, que seguidamente recortan con una cuchilla y obtienen así las piezas necesarias, también la cincha o vuelta para sujetar al cinturón.

Seguidamente cosen entre si las distintas piezas, que formaran la funda, con cordón o hilo encerado de zapatero, pasándolo por los orificios hechos con una lezna. A continuación le dan un tinte para cuero de color acorde con el mango del cuchillo y seguidamente una generosa capa de betún. Con frecuencia ejecutan grabados sobre la misma superficie de la funda utilizando punzones metálicos que marcan por medio de golpes, preferentemente sobre el cuero mojado, o quemando con un pirograbador. Otras veces sujetan sobre la misma funda elementos decorativos como piezas de hueso, madera u otros.

La elaboración de estas fundas de cuero es un trabajo similar al de guarnicionería tradicional, en el que se utilizan las mismas herramientas básicas, aguja, cuchillas, desbarbadotes, matacantos y punzones o leznas entre otros.