El escultor

Para las esculturas de bronce parte de bloques de parafina sobre las que utilizando básicamente cuchillos y gubias va desarrollando su capacidad creativa. Señala que “voy quitando material en lo que se refleja mi origen como trabajador de la madera, frente a los que han utilizado el barro y añaden materia prima”.

Una vez lograda la figura deseada la cubre con dos revestimientos. El primero de polvo de zirconio para lograr una alta fiabilidad de la escultura a obtener y el segundo de arenas refractarias comunes, hasta conseguir el espesor que la experiencia le hace considerar como el más adecuado. El conjunto lo coloca en el interior de una caja (el molde), rellenando los huecos con arenas silíceas, lo que permite soportar, en una operación posterior, la temperatura del bronce líquido.

Para la obtención del bronce Arturo Andrade emplea restos industriales de este material (engranajes, grifería, etc.) que funde en un crisol a unos 1.200º. A continuación utilizando una cuchara va depositando el caldo sobre el molde que anteriomente se ha secado en un horno a 500º y que funde la parafina dejando hueco el espacio que había ocupado.

Cuando se enfría procede a su desmoldeado y limpieza eliminando las rebabas y realizando un retocado final.

Se termina aplicando a la escultura ácido nítrico con una brocha y calentándolo a 100º con lo que “coge el color del bronce oxidado”. En ocasiones el artista pule ciertas zonas lo que hace que resalten algunas partes de la obra.

Diversas fases de proceso productivo