Industrialización

A partir de finales del siglo pasado comenzó la industrialización de la fabricación de cerraduras, siendo importante el invento de la "Yale" para su desairólo.

En nuestro país tuvo gran relieve, por sus consecuencias futuras, el pequeño taller de cerrajería que en 1.869 fundaron en Mondragón Resusta y Vergarajauregui, después de adquirir al Conde de Monterrón la ferrería de Olazarra, en el barrio de Zaldibar. En 1890 aquéllos habían absorbido la fábrica de Hijos de Echeverría y Cía de Arechavaleta y en 1901 instalaron un alto horno en Bergara. 

En el mismo año, nace también en Mondragón La Cerrajera Guipuzcoana, que en 1906 se fusiona con las anteriores dando lugar la Unión Cerrajera (1).

CerrajerosCerrajeros en plena actividad en la "Unión Cerrajera " en 1910. Destacan los reducidos espacios de trabajo y la proliferación de transmisiones.

Ambas empresas antes de su fusión fabricaban cerraduras de tipo "francés", a las que nos hemos referido anteriormente, en sus variantes para puertas y baúles, así como fallebas y diversos tipos de herraje, además de otros artículos de metal, según se desprende de los catálogos de la época. Después de su unificación la Unión Cerrajera fabricaba ya cerraduras de "campaneras" o "borjas". Los procesos de fabricación que se seguían tenían un gran componente manual que se mantuvo al menos hasta 1914, siendo notoria la influencia de formas de trabajo, útiles y hasta denominaciones de origen francés. Su desarrollo fue tan importante que los años 30 fabricaban unos 1200 modelos de cerraduras diferentes.(2)

En la fabricación tradicional los cerrajeros para hacer la caja recibían la chapa cortada en trozos rectangulares, lo que se llevaba a cabo en guillotinas, y sujetándolos en el tornillo le daban una doblez a martillo, obteniendo de esta forma la cara frontal. Previamente, utilizando una prensa de husillos con volantes, accionaba manualmente, habían perforado los huecos necesarios para la salida de los pestillos así como otros orificios necesarios.

Para toda manipulación sobre esta chapa utilizaban plantillas "correctas" que el cerrajero disponía y conservaba para cada modelo, marcando su perfil a mano con un marcador metálico. Seguidamente se cortaban en cizalla y se acababan a lima y pulidora. Hacia 1930 comenzaron a utilizar troqueles y prensas para estas y otras operaciones similares. A continuación, partiendo de una pletinilla y tras doblarla en forma de "U", se obtenía el cerco que formaba las otras tres caras restantes de la caja.

A la chapa base así obtenida se unían en sus costados por medio de remaches cuatro pequeñas pletinas, que iban a servir para unir esta pieza a la previamente fabricada y que tenía forma de "U", operación que se hacía sobre el yunque doblando a golpes de martillo las pequeñas pletinas, de forma que abrazaran y sujetaran las dos piezas. El mismo oficial cerrajero realizaba los agujeros necesarios para el paso de los remaches en un taladro accionado por poleas y correas desde la transmisión general de la fábrica, para lo que utilizaban numerosas plantillas. Seguidamente montaba las piezas que componían el mecanismo interior de la cerradura, principalmente las campaneras, colocando el resto de las piezas "nuecas", regateras, pestillos y muelles, ajustando todo ello a lima para su correcto funcionamiento.

Para sujetar a la caja, la chapa que formaba su tapa o cubierta utilizaban unos pasadores cilindricos llamados "estoques" que iban de un lado a otro de la caja por su interior con uno de sus extremos más delgado, en forma de espiga, que se remachaba, a martillo sobre un yunque, con la caja base, y el otro extremo roscado en su interior, que se sujetaba por medio de tornillos.

Durante el montaje las operaciones intermedias eran numerosas y con frecuencia el artesano tenía que llevar las cerraduras semimontadas "a la pulición" para eliminar rebabas y pulir las caras, así como a baños de galvanizado niquelado y latonado y en algunos casos a la pintura, para finalmente terminar la cerradura.

 Las tecnologías fueron avanzando por la propia experiencia, pero las innovaciones principales fueron consecuencia de la visita de técnicos de Unión Cerrajera a distintas ferias y exposiciones, así como la adaptación de los progresos de fabricantes de otros países.

 

(1) Arqueología Industrial de Gipuzkoa, Maite Ibáñez y otros. Universidad de Deusto. Deiker.

(2) Historia de Unión Cerrajera, magnífico trabajo de Iñigo Aguirre no publicado.