Leñadores

La madera ha desempeñado tradicionalmente un papel socio-económico fundamental en nuestro país, inicial mente como fuente de energía y más tarde en la construcción de un gran número de utensilios, viviendas y barcos, lo que ha sido posible por la disponibilidad de extensos bosques de hayas, robles y encinas.

El derribo de los árboles y su traslado a una zona próxima a los centros urbanos (y en algunos casos el primer tratamiento como la transformación en tablones), ha sido el trabajo de los leñadores (1), que actuaban en cuadrillas, tarea que hasta hace unos cuarenta años se llevaba a cabo en durísimas condiciones.

Hasta mediados del siglo pasado, en que empezó a introducirse la tronza-dora, el hacha era la única herramienta utilizada. Posteriormente, la motosierra supuso un avance muy importante. En el transporte de la madera, los progresos han sido espectaculares, al pasar del arrastre con ganado a los tractores e incluso, aunque en contados casos, a los helicópteros.

Entre los leñadores se daban al menos dos tipos de actuaciones: los que se desplazaban a zonas relativamente lejanas, y los que realizaban su trabajo en la comarca en que residían habitualmente.

 

(1) También se les denomina maderistas, madereros o forestales y en euskera "mendiko langileak" o "basoko mutilak".