Maquinistas navales

Desde la antigüedad los hombres han utilizado diversos medios (entre otros balsas y embarcaciones) para conseguir alimento mediante la pesca en el mar y los ríos o los lagos, así como para transportar los bienes para intercambiarlos con otros pueblos o comunidades de forma que durante siglos una gran parte del comercio mundial ha dependido de la navegación. En las continuas guerras el protagonismo de las naves también ha sido muy importante.

Los materiales empleados para la construcción de las embarcaciones han evolucionado desde el junco hasta la madera o el hierro sustituido hacia 1860 por el acero. Lo mismo puede decirse de los sistemas de propulsión de las naves que pasaron de la fuerza humana mediante la utilización de remos hasta las velas que aprovechan el empuje del viento, y la aplicación de las máquinas a la navegación.

Toda esta evolución se ha llevado a cabo de manera permanente aunque a ritmos distintos guardando una estrecha relación con los avances de la ciencia y la tecnología.

Una de las consecuencias más importantes de la constante modernización de las embarcaciones, y dentro de la misma de los sistemas de propulsión, han sido los grandes cambios en los requerimientos profesionales de los tripulantes en especial de la oficialidad, lo que lógicamente ha exigido una permanente adaptación de su formación que en algunos casos, como el de los maquinistas navales, su inicio es consecuencia de la conducción de los barcos mercantes a vapor adquiriendo un gran desarrollo con la aplicación de las máquinas.

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