Pregoneros

Hasta épocas recientes el pregonero era el encargado de comunicar a los vecinos los acuerdos oficiales y otras informaciones de interés general, lo que hacía en voz alta y previo aviso mediante repiques de tambor. Su llegada (primero a pie, luego en bicicleta y más tarde en ciclomotor) a los lugares habituales donde "hacía el pregón" y que en el caso de Mar-kina eran treinta, causaba notable expectación, siendo habitualmente rodeado por los vecinos.

Cuando el pregonero iba a bocear un anuncio oficial el repique de tambor "arrarak" era más largo y vibrante y se quitaba la boina, lo que no ocurría en el caso de las ofertas comerciales que el anunciante debía pagar (patatas a tanto el kilo, venta de zapatos o fruta entre otros), así como los avisos de la llegado de los titiriteros y de toda clase del pérdidas cuya devolución se trataba de incentivar con el "se gratificará" final.

Nunca han estado bien retribuidos estos profesionales siendo numerosas las quejas que se recogen en documentos del pasado, como la del pregonero elgoibarrés que en 1.895 pide una ayuda económica al ayuntamiento ante "el escaso número de pregones que había en aquellas fechas y el aumento de la carestía de los artículos de primera necesidad".

Los pregoneros ejercían también otros oficios en muchos casos al servicio de los ayuntamientos. La generalización de los bandos impresos y de la prensa les han afectado negativamente hasta el extremo de hacerlos desaparecer. En algunas ciudades europeas, como Londres queda la figura honorífica del pregonero público.