El reclutamiento y la retribución

En un contrato suscrito en Lequeitio en 1538 y que se reproduce al final de este trabajo, se detallan las condiciones de reclutamiento de una tripulación para la pesca de bacalao en Terranova. Anastasio Arrinda (1) manifiesta que “cuando Pysbe en 1927 inicia de nuevo la pesca del bacalao se enrolan cantidad de aldeanos del interior de Guipúzcoa. Junto a ellos también había gallegos. Sin embargo oficiales y maquinistas eran marineros de la costa, en su mayoría”. Esta composición de las tripulaciones se mantuvo a lo largo del tiempo aunque cada vez fueron más numerosos los pescadores gallegos que realizaban los trabajos más duros.

Inicialmente no se establecían compromisos escritos sino que pactaban las condiciones verbalmente. Más tarde se realizaron contratos temporales (por campaña). En la medida en que las posibilidades de empleo fueron aumentando en otras actividades, crecieron las dificultades para reclutar tripulantes para la pesca del bacalao(1)

En ninguna época la retribución de los marineros-pescadores ha correspondido a la dureza del trabajo, aunque lo que ganaban los agricultores que se enrolaban constituía un complemento de sus ingresos en el caserío, lo que les permitía ahorrar algún dinero, circunstancia que no se daba en los restantes tripulantes.

René Bélanger (2) cita los textos de Nicolás Denys en el siglo XVII: “son los vascos entre todos los que practican esta pesca (se refiere al bacalao) los más hábiles, los de la Rochela ocupan el segundo lugar, después de éstos los insulares que están en los alrededores, luego los bordoleses y después los bretones. De todos estos lugares puede ser que vaya allí cien, ciento veinte o ciento cincuenta naves todos los años, si no hay inconvenientes por la necesidad de marinos que los retenga para los navíos del rey ...En cuento a las condiciones son diferentes. Los vascos se rigen según la carga del barco, éste se valora por la cantidad de quintales de pescado que puede cargar. Los armadores acuerdan con la tripulación, que son dos o trescientas partes, y dan al capitán un cierto número de partes, según la reputación que tiene en su cargo, al maestre del secadero tanto, al piloto tanto, a los guardarropas tanto, a los maestres de chalupas tanto, a los armadores y aguadores tanto a cada uno y a los marineros tantas partes a cada uno. Al volver el navío si no traen el número de quintales convenidos se rebaja a cada uno a prorrateo lo que falta de la parte que debía haber, pero si traen mayor cantidad se les aumenta de la misma manera”.

Según Fernando Aizpurua Azarlosa y Juan Mª Benito Eizaguirre “hacia 1965 los mandos de la pareja cobraban un sueldo simbólico muy bajo, y un tanto por ciento sobre el importe de la pesca, que variaba según los casos. El resto de la tripulación llevaba sueldo y una cantidad por tonelada de pescado descargado. Más adelante toda la tripulación llevó un tanto por ciento sobre el valor de la pesca, en proporción a la categoría del puesto ocupado”. Según recuerdan los pescadores veteranos en 1955, un mozo de popa ganaba 7 pesetas tonelada, un ayudante redero 9,50 y el segundo redero 17 pesetas.

Javier de Aramburu (3) refiriéndose a 1967 dice que “el salario tiene diversas modalidades. Algunos marinos tienen un tanto fijo mensual y un porcentaje sobre toneladas de capturas. Otros trabajan a sueldo fijo alzado. Aunque en esto hay variaciones, convendrá decir, para hacernos una idea, que los trabajadores a porcentaje perciben un salario fijo de 3.000 pesetas y un porcentaje de las 35 a las 50 pesetas por tonelada capturada. Los del salario fijo alzado vienen a cobrar de unas 10.000 a las 14.000 pesetas mensuales, teniendo algo más los contramaestres, jefes de saladores y cocineros”.

Pesca de bacalao en Terranova Pesca de bacalao en Terranova. Los pescadores trabajando a bordo. Foto Pysbe.