El taller de grabado Gervais

A principios del siglo XX San Sebastián era un importante centro de veraneo y punto de encuentro de una clase social de alto poder adquisitivo que buscaba diferenciarse de sus conciudadanos. Atraído por esta clientela José Gervais, grabador francés, se instaló en San Sebastián en 1906, poniendo en marcha un taller que tras diversos cambios ha llegado hasta nuestros días. El promotor transmitió sus conocimientos a jóvenes que se formaron como grabadores, realizando trabajos sobre piezas de platería y joyería.

José Gervais llegó a ser una persona conocida en la ciudad además de por su actividad profesional por ser uno de los promotores del ciclismo en San Sebastián, siendo su taller un punto de encuentro de los primeros aficionados a este deporte al inicio del siglo XX.

Como era frecuente entre los artesanos de la época, las actividades profesionales y el domicilio familiar estaban íntimamente unidos. También José Gervais instaló su taller en la parte delantera del bajo de la casa nº 21 de la calle Hernani, y su residencia en la parte posterior.

A su muerte sin descendencia, hacia mediados de siglo, continuó con el taller Micaela Perurena, que mantuvo el prestigio y la calidad de los trabajos, pasando finalmente a titularidad de su discípulo Luis María Lafuente, grabador ya citado anteriormente y que continúa en la actualidad con la misma actividad y ubicación.

Además de los habituales trabajos de grabado para joyería, en el taller de Gervais se efectuaba también la impresión en relieve de tarjetas de visita y membretes de cartas, artículos muy utilizados hasta la década de los sesenta del siglo XX como elementos de diferenciación social.

La labor consistía en obtener en relieve sobre el papel o cartulina las letras, dibujos o textos que se deseaban al mismo tiempo que se imprimían con tinta. Para lo que era preciso grabar primero en bajo relieve las letras sobre una placa de cobre o acero, trabajo que efectuaban los grabadores a buril de mano.

Tarjeta de presentaciónTarjeta de presentación de "J.Gervais. Grabador. Heraldista". Impresa en relieve sobre cartulina en su taller. El texto y toda la figura fueron grabados totalmente a mano sobre una placa de metal. (Foto cedida por L.Mª Lafuente).

Una vez templada la placa, en el caso de que fuera de acero, se colocaba, con la superficie grabada hacia abajo, en una prensa manual de tornillo y volante de bolas, y bajo la placa y sobre la mesa de la prensa se ponía un trozo caliente de betún de Judea. Tras varios golpes de la prensa el grabado de la placa quedaba marcado sobre la superficie del betún, aunque de forma inversa, apareciendo en sobre relieve, las letras grabadas en la placa de acero. Se conseguía así una matriz, que una vez enfriada adquiría consistencia.

Para imprimir las tarjetas de cartulina en relieve y con estos elementos, se entintaba toda la cara de la placa metálica, y seguidamente se pasaba un trapo de forma que eliminaba la tinta en la superficie lisa no haciéndolo en las ranuras correspondientes a las letras grabadas.

A continuación se colocaba la placa bajo la prensa y el papel de la tarjeta o carta entre placa y pieza de betún endurecido, y se presionaba, quedando las letras ,simultáneamente marcadas en relieve e impresas con tinta.

Algunos clientes solicitaban tarjetas a dos colores para lo que era preciso repetir la operación dos veces con tintas diferentes. En otros casos se buscaba solamente el marcar letras en relieve, sin imprimirlas, para lo que se necesitaba realizar un grabado más profundo medianter varios golpes con la prensa

El trabajo se hacía manualmente entintando e imprimiendo los papeles uno a uno, por lo que esta técnica era muy laboriosa, lenta y en consecuencia cara, pero permitía obtener tarjetas y membretes distintos a cualesquiera otros, debido a que siempre las letras efectuadas a mano por un grabador se diferencian de las demás.

De forma similar grababan sellos para marcar “ex libris”, letras en relieve con el nombre del titular, que en algunos casos se marcaban en las primeras páginas de libros de especial valor o características singulares.

La elaboración de sellos para marcar sobre lacre con las iniciales, escudo o símbolo del propietario era otra de las actividades del taller Gervais. Los grabadores realizaban las letras en bajo relieve sobre un anillo y más frecuentemente sobre una pieza de latón que se fijaba en el extremo de un mango similar a los tampones de tinta y que en unos casos era de madera y en otros una figura metálica que permitía usarlos además como elemento decorativo de sobremesa

Las placas para tarjetas quedaban depositadas en el propio taller o, sus propietarios se las llevaban, sobre todo cuando eran veraneantes, a su ciudad de origen para allí poder volver a imprimir tarjetas en la medida de sus necesidades.

Cuando la elaboración de tarjetas en relieve comenzó a ser poco demandada, los encargos se enviaban al taller de Langa y Cía. de Madrid, posiblemente uno de los últimos en efectuar este trabajo de forma artesanal por el proceso descrito.

Así mismo y durante muchos años los artesanos del taller de Gervais elaboraron sellos para precintos de plomo, utilizados en contadores y ferrocarriles, entre otros, grabando sobre sus caras los anagramas y signos de referencia de las empresas.

En el mismo taller, de forma clandestina, durante la Segunda Guerra Mundial fueron grabadas placas para imprimir papel moneda alemán falso que seguidamente se lanzaba desde aviones sobre territorio enemigo, con objeto de provocar la depreciación de su moneda

Taller de grabado de GervaisExterior del comercio y taller de grabado de Gervais, en la calle Hernani nº 21 de San Sebastián, en 1959. A la izquierda J.L.Lafuente. (Foto cedida por L.Mª Lafuente).

 

Principales informantes

  • Pedro Satostegui Yarza  (1940).
  • Luis Maria Lafuente Setien (1941).