Actualmente nos enfrentamos a situaciones sin precedentes: la emergencia climática; la pérdida de biodiversidad y el aumento de las desigualdades.
Y, ante estos retos se vuelve prioritaria la necesidad de construir una economía ecológica, resiliente e inclusiva; un nuevo modelo de desarrollo económico. En este caso, la transición ecológica sostenible y justa es una oportunidad para situar a Gipuzkoa en una nueva senda de desarrollo sostenible e integrador. Una transición que debe tener en cuenta a las personas y cuidar de aquellas que se verán más afectadas; integrar la equidad como una variable de ese modelo. Un modelo que sólo puede prosperar si es justo e integrador.
Esto supone que debemos asumir un pensamiento sistémico y tres cambios radicales de mentalidad: la reinvención (reconocer que nuestro modelo de desarrollo está generando impactos sociales y ambientales no deseados); la resiliencia (mejorar la capacidad de las empresas de anticipar y aceptar cambios y alteraciones, y adaptarse a ellos, a fin de garantizar su sostenibilidad a largo plazo, transformando retos en oportunidades; y, para ello, es necesario involucrar constantemente a los grupos de interés en la toma de decisiones, colaborar, co-crear y establecer alianzas con ellos); y la regeneración (avanzar de una mentalidad de no causar daño a una en la cual desarrollamos la capacidad de nuestros sistemas sociales y ambientales para restaurar y prosperar).
Por ello, las empresas, la administración y la sociedad civil deben transformar sistemas que permitan un desarrollo sostenible, próspero e inclusivo. La construcción de procesos de cambio y transformación y nuevas soluciones son un proceso complejo, que involucra al conjunto de la sociedad, siendo necesaria una gobernanza ecológica multinivel, que vincule el desarrollo del territorio, el bienestar de la naturaleza y las personas, y la participación de todos los agentes sociales para dar una respuesta efectiva y promover una transformación, que beneficie a la sociedad.
Ante todo ello, Gipuzkoa se está definiendo como un territorio orientado a la triple sostenibilidad, afrontando de manera proactiva sus retos económicos, sociales y medioambientales, que parte de la responsabilidad social de cada una de sus organizaciones, desarrollando sus activos tangibles e intangibles por la vía de estrategias colaborativas y compromisos multilaterales, con soluciones eficientes que creen valor para todas las partes.
Queremos integrar tres conceptos: productividad, empleabilidad y cohesión social inclusiva; en un modelo de crecimiento verde, es decir, fomentando el desarrollo económico fuerte y equlibrado, y el bienestar de la sociedad, asegurando al mismo tiempo que los activos naturales continúen proporcionando los recursos y servicios ambientales en los que se basa nuestro modelo de bienestar.
Y, para ello, asumimos la necesidad de centrar los esfuerzos en crear empresas resilientes con modelos de negocio verdes, apoyándose en la productividad y la transformación sostenible que sean capaces de proporcionar las competencias necesarias a las nuevas y nuevos profesionales y crear nuevos puestos de trabajo, con una impronta y una dimensión social que asegure una transición justa. Ello supone, atendiendo al mandato comunitario, desarrollar actuaciones en los siguientes ámbitos: prevención y mitigación, economía circular, energía sostenible, cadena de valor, naturaleza, y biodiversidad.