Atrás La importancia de la inteligencia emocional de niños, niñas y adolescentes en el contexto postpandemia
26/10/2020
El Covid 19 ha supuesto, en algunas ocasiones, un cambio en nuestra forma de vida, costumbres, oportunidades…. y en otros casos, una ruptura total. Un ámbito básico a tener en cuenta es el de la inteligencia emocional; hemos puesto el foco en las emociones de los niños, las niñas y adolescentes y hemos hablado con un profesional sobre la importancia de gestionarlas de manera adecuada.
Txemi Santamaría, es licenciado en Teología y Psicología, se ha especializado en psicología transpersonal y psicoterapia experiencial. Ha realizado varias sesiones de formación con los y las educadores/as de los haurtxokos y gaztelekus de Gipuzkoa para gestionar la inteligencia emocional de los y las menores.
Los cambios afectan a todas las personas; estamos en contacto con nuestro entorno y, si surgen cambios, los notamos. En el caso de los niños, las niñas y adolescentes se genera el mismo proceso. En esta crisis, además, los cambios vividos han sido notables.
Lo primero que debemos subrayar es que las personas tenemos una gran capacidad para afrontar los cambios, también los y las menores. Podemos decir que, en general, han respondido muy bien a esta crisis, incluso desde el punto de vista emocional. Hemos vuelto a confirmar su flexibilidad y capacidad de adaptación.
Aun así, para alguno/a ha sido difícil adaptarse a los cambios aportados por la pandemia, y los efectos han sido evidentes. Por un lado, hemos detectado un claro aumento de la sintomatología ansiosa depresiva; han estado más nerviosos/as, con más ansiedad. Otras veces, debido a la falta de entusiasmo o humor cambiante, les ha resultado difícil asimilar los cambios que estaban surgiendo. Además, hay que tener en cuenta que en muchas familias la crisis ha generado un cúmulo de problemas económicos, de relaciones…. y todo eso les ha afectado.
Hay que considerar a la persona en su conjunto. Por tanto, la salud debe tener en cuenta no sólo el aspecto físico de la persona, sino también el emocional. Yo creo que cada vez se tiene más en cuenta lo emocional, pero todavía quedan algunos pasos por dar. No se ve lo emocional, como se ve lo físico. Por lo tanto, el riesgo de desaparición está ahí. Pero en esta pandemia ha quedado claro el impacto de lo emocional.
El bienestar emocional es imprescindible para el crecimiento de los niños y las niñas. Como hemos comentado anteriormente, en las personas sus diferentes áreas están en contacto y si hay problemas en una de ellas, se refleja en todas las demás. Los niños y las niñas construyen en gran medida su bienestar emocional en la familia. Sus padres/madres y tutores/as legales crean un espacio seguro y tranquilo, y es en este bienestar donde surge el apego. Gracias a esto, los niños saldrán de la familia y crearán relaciones saludables en la escuela, con amigos y otros ámbitos.
Por este motivo, debemos ayudarles a enfrentarse a esta situación con tranquilidad; debemos cuidar nuestras las relaciones. Hay que intentar que, tanto en el ámbito doméstico como en la calle, la pandemia no sea el único tema. Tenemos que invertir tiempo en el tema de las emociones, sobre todo en la familia: ¿Cómo estás? ¿Cómo te ha ido hoy en clase? En estas preguntas no hablamos de los hechos en sí, sino de nosotros/as mismos/as. Y les damos la oportunidad de expresar sus vivencias y sentimientos.
Las familias se enfrentan a diversos problemas por culpa de esta pandemia, entre ellos los económicos. Algunos pertenecen al mundo adulto y quedan lejos del parámetro infantil/adolescente. Sin embargo, los y las menores pueden estar al tanto de la problemática familiar (por supuesto, dependiendo de su edad). Es importante cómo responde la familia de manera conjunta ante una dificultad; la familia puede ser un espacio donde se hable del problema, se cuiden las relaciones, se cree una dinámica de ayuda mutua entre las personas y se busquen soluciones en equipo. Una dificultad puede ser una oportunidad para aprender a afrontar diferentes problemas de manera conjunta.
Algunas recomendaciones son:
Se trata de un proceso. Los niños, las niñas y adolescentes participan en diferentes ámbitos y es en ellos donde tendrán oportunidades para realizar su proceso/evolución. Además de en la escuela y la familia, es imprescindible que en todas las actividades que realicen exista también una visión de la gestión emocional: deportes, haurtxokos o gaztelekus, grupos de tiempo libre, etc.
El Programa TREVA (técnicas de relajación, meditación y mindfulness aplicadas al aula) es pionero en ser una propuesta psicopedagógica de relajación-mindfulness validada científicamente en España que da respuesta a las necesidades actuales de la mayoría de las aulas mediante la relajación, la meditación y el mindfulness o conciencia plena. En él, los y las docentes aprenden las técnicas y competencias para enseñarlas al alumnado.
También quisiéramos ofrecer una atención integral como contribución a la innovación psicopedagógica para la educación del siglo XXI, ya que el mindfulness, además de ser un recurso para la enseñanza de cualquier materia, proporciona a los/as alumnos/as y profesores/as un espacio para la intimidad, la posibilidad de profundizar en el conocimiento de uno mismo y un excelente recurso para desarrollar la inteligencia emocional. A su vez, la meditación-relajación-(mindfulness) es una aportación excelente al neuroaprendizaje.
Con este objetivo abordamos las principales actividades que se recogen en el programa TREVA (Técnicas de relajación vital para el aula). Consta de 12 unidades didácticas, basadas en 9 recursos psicocorporales. Estos recursos se adaptan a las aulas de Educación Infantil, Primaria y Bachillerato, pero también es posible llevarlo a cabo con las familias o a la educación no formal.
Consulta la web sobre el programa TREVA
Beneficios específicos:
Beneficios académicos:
La tecnología puede ser un gran medio de comunicación, pero como ocurre con todas las cosas hay que mantener un cierto equilibrio. El uso que se les da últimamente, en general, no es muy adecuado, y esto trae problemas.
Hoy es evidente y preocupante la falta de atención por parte del alumnado, propiciado por factores como el exceso de información y consumo, o nuestro frenético ritmo de vida. Todo ello nos lleva a nuevos problemas como la contaminación visual o sonora. Marshall McLuhan, considerado por muchos/as como el profeta de la era digital, definía la tecnología como el jefe de zapping.
Así que los sistemas de control son necesarios; los padres, madres y tutores/as deben tener controlado el uso de las tecnologías de sus hijos/as.
Es muy importante el ambiente que se crea en los servicios; qué tipo de relaciones crean con los usuarios y usuarias. Como personas que educan, deben tener interiorizada la capacidad de autoobservación hacia ellos/as: percibir su cuerpo, su actitud, su emoción, su pensamiento y, de paso, gestionarlos de una manera adecuada y profesional. Por lo tanto, deben tener interiorizada la capacidad de diagnóstico.
Es importante tener una actitud observadora. Aspectos como acciones o comportamientos extraños en su actitud, problemas para relacionarse, relaciones conflictivas, o dificultades para regular y gestionar las emociones pueden estar indicándonos carencias en el ámbito emocional.
Si un educador o educadora observa síntomas extraños en un o una menor, deberá contactar con su familia; son sus tutores/as y deben estar informados/as. Lo ideal sería que existiese una coordinación permanente con diferentes agentes que participen en la vida activa del menor; como profesorado de la escuela, o agentes municipales. Pero esto es difícil porque tenemos poco tiempo.