Atrás PIOJO DE SAN JOSÉ
Plaga presente en Gipuzkoa, actualmente en fase de expansión.
Los ejemplares adultos de esta cochinilla se hallan recubiertos por un pequeño escudo o caparazón, circular en la hembra y alargado en el macho. El piojo de San José es vivíparo; la hembra, de color amarillo limón, puede parir de 8 a 10 larvas diarias, que abandonan el caparazón de la madre y vagan durante uno o dos días por los árboles, desplazándose hacia las partes altas hasta encontrar un lugar apropiado en el cual se fijan mediante un estilete con el que extraen los jugos vegetales. Allí comienzan a formar el escudo y evolucionan a nínfas y adultos, siendo normal la existencia de tres generaciones anuales.
El piojo provoca la depreciación de los frutos debido a la presencia de caparazones sobre la piel y a la aureola rojiza que suele aparecer alrededor del punto en que se fija el insecto. Los ataques a la madera disminuyen el vigor del árbol y, en casos extremos, pueden llegar a causar su muerte.
Para evitar la propagación de ésta, y otras plagas, es necesario el control de material con destino a la multiplicación: plantones, estaquillas, yemas para injerto, etc. En nuestro ambiente, el piojo de San José no ha supuesto mayor problema hasta hace pocos años, ya que en algunas plantaciones ha comenzado a comportarse como plaga.