Es una enfermedad relativamente común en manzano que afecta, casi en exclusiva, al fruto. En la actualidad se encuentra controlada por el empleo de fungicidas utilizados en la lucha contra el moteado.
El grupo de las orugas de la piel está formado por un conjunto de pequeños lepidópteros pertenecientes a la familia de los Tortrícidos, cuya característica común es que las orugas roen la piel de los frutos con la consiguiente depreciación económica que ello produce. Las orugas de la piel pertenecen a géneros diversos como Archips, Cacoecia, Capua y Pandemis. Las que causan daños más preocupantes en nuestros manzanales son Capua reticulana y Pandemis heparana, y en ellas centramos nuestra atención.
En plantaciones adultas su incidencia es muy escasa; en viveros y plantaciones jóvenes puede llegar a causar daños a tener en cuenta.
Insectos de este género aparecen algunas veces en nuestros manzanales, produciendo llamativos daños en brotes y frutos jóvenes; en viveros, especialmente, dichos daños pueden ser considerables.
Es la enfermedad de origen bacteriano que más daño causa al manzano, sobre todo en determinadas variedades sensibles. En los países de la U.E. es una enfermedad de cuarentena.
Esta enfermedad, muy común en Gipuzkoa, está producida por Monilia laxa. Puede atacar ramas, flores y frutos del manzano. Existen otras especies de Monilia. Monilia fructicola no se ha detectado hasta el momento presente en nuestro entorno; es un patógeno a vigilar ya que es una enfermedad de cuarentena.
Por el momento, no revisten mayor gravedad en nuestro territorio los daños producidos por estos lepidópteros cuyas orugas son muy características, debido a sus vistosos colores y a sus pelos agrupados a modo de pinceles.
Son orugas comunes en nuestros manzanales; pueden confundirse con las orugas de Capua, debido a su forma parecida y a que provocan el mismo tipo de daños.
Es una enfermedad común en manzano; está causada por un fitoplasma que se transmite a través de insectos vectores, concretamente a través de algunas especies de psilas y de cicadélidos. Tiene una incidencia de comportamiento cíclico; mientras unos años pasa desapercibida en otros causa graves daños produciendo a menudo grandes pérdidas de cosecha.
En Gipuzkoa es una enfermedad presente; su expansión durante los últimos años puede llegar a comprometer la viabilidad económica de algunas explotaciones.
Es una de las especies más perjudiciales para el cultivo del manzano, especialmente temible por los daños que ocasiona en primavera con sus picaduras, que llegan a arrugar y deformar las hojas y frutos jóvenes. Una escasa población activa en la época de floración puede determinar una importante depreciación de la cosecha.
Este pulgón, frecuente en nuestros manzanales, causa daños importantes llegando a debilitar y deformar, notablemente, las partes leñosas del árbol.
Este auténtico barreno de la madera del manzano, que puede superar los 6 cm. de longitud, ocasiona importantes daños, sobre todo, en ejemplares jóvenes a causa de las galerías que excava en ramas y tronco, que van siempre en sentido ascendente.