Los insectos forman la clase zoológica más numerosa con algo más de un millón de especies determinadas y probablemente otras tantas por describirse, lo que supone casi las tres cuartas partes de los animales existentes en el planeta. De entre los órdenes en que se dividen hemos descrito plagas pertenecientes a cinco de ellos: Lepidópteros, Hemípteros, Coleópteros, Himenópteros y Dípteros.
Ciñéndonos al ciclo evolutivo indicaremos que, por lo general, pasan por cuatro fases: huevo, larva, ninfa e imago o adulto. Al insecto cuando sale del huevo se le llama larva, o también oruga en los lepidópteros, y a las transformaciones que a partir de este momento experimenta se les denomina metamorfosis. Esta puede ser complicada si el insecto adulto es muy distinto del que salió del huevo, como en los Lepidópteros, en los que la oruga y la mariposa no se parecen en nada, o sencilla si las distintas fases tienen características parecidas, aunque varíe el tamaño; tal sucede en el caso de los Hemípteros.
Cuando las larvas alcanzan su máximo desarrollo, se encierran en un envoltorio o capullo, donde quedan inmóviles. Esta fase se conoce como ninfosis, y al insecto que se encuentra en ella se le llama ninfa, recibiendo también los nombres de crisálida en los Lepidópteros o Mariposas. Después de esta fase el insecto perfecto, imago o adulto, emerge del envoltorio.
La duración de cada uno de los estadios es muy variable, pudiendo experimentar la evolución ciertas paradas o diapausas que en algunos casos pueden llegar a ser de varios años. Durante el invierno, los insectos tienen una de esas paradas, la invernación o diapausa invernal. Todo el proceso que va desde la puesta del huevo hasta que el adulto procedente de él vuelve a efectuar la puesta constituye una generación. El citado proceso puede tener lugar una sola vez al año o repetirse varias veces, hablándose en consecuencia de una o varias generaciones anuales.
Posee un área de repartición europea y mediterránea occidental; se ha constatado su presencia en Gipuzkoa pero apenas no se han observado en nuestros manzanales daños causados por dicho insecto.
El grupo de las orugas de la piel está formado por un conjunto de pequeños lepidópteros pertenecientes a la familia de los Tortrícidos, cuya característica común es que las orugas roen la piel de los frutos con la consiguiente depreciación económica que ello produce. Las orugas de la piel pertenecen a géneros diversos como Archips, Cacoecia, Capua y Pandemis. Las que causan daños más preocupantes en nuestros manzanales son Capua reticulana y Pandemis heparana, y en ellas centramos nuestra atención.
Producen, en general, daños de poca importancia. En algunos casos pueden provocar daños en plantas jóvenes en vivero; raramente producen daños preocupantes en plantaciones adultas.
Plaga frecuente en nuestros manzanos que actúa como uno de los agentes transmisores de una enfermedad grave conocida como" proliferación del manzano".
En plantaciones adultas su incidencia es muy escasa; en viveros y plantaciones jóvenes puede llegar a causar daños a tener en cuenta.
Insectos de este género aparecen algunas veces en nuestros manzanales, produciendo llamativos daños en brotes y frutos jóvenes; en viveros, especialmente, dichos daños pueden ser considerables.
Ambos son coleópteros xilófagos pertenecientes a la familia de los escolítidos. Aunque generalmente atacan a árboles debilitados, también pueden dañar ejemplares sanos a los que incluso pueden llegar a producir la muerte en caso de fuertes ataques. Su incidencia, no obstante, es escasa.
Aunque es una plaga propia del aliso podemos encontrar a la galeruca en manzanos próximos a grupos de alisos, causando daños en su hojas.
Constituye una plaga común en nuestras plantaciones de manzanos, cuyas flores parasita.
En esta ficha se recoge una muestra de distintos tipos de puestas, larvas y adultos de lepidópteros que se han observado sobre manzanos, pero sin estar actuando como plaga. El objetivo de esta recopilación es, simplemente, mostrar la diversidad de lepidópteros que pueden vivir sobre el manzano sin ser apenas nocivos para el cultivo.
En las imágenes anexas se expone una muestra de distintos tipos de puestas, larvas y adultos de diversos lepidópteros.
Aunque se ha detectado su presencia en nuestra zona, su incidencia es muy escasa.
Es poco frecuente en nuestra zona. Puede aparecer junto a Lithocolletis blancardella; los daños que causa son poco importantes.
Esta especie de mosca, proveniente de Africa occidental, está muy extendida en toda la zona mediterránea, donde causa daños de consideración en los frutales. En nuestra zona tiene muy escasa incidencia; se ha constatado su presencia sólo en años de inviernos muy suaves seguidos de veranos muy calurosos.
Por el momento, no revisten mayor gravedad en nuestro territorio los daños producidos por estos lepidópteros cuyas orugas son muy características, debido a sus vistosos colores y a sus pelos agrupados a modo de pinceles.
Se recoge la presencia, anecdótica, de otras cochinillas que se han observado en manzano, con niveles muy bajos de población y sin constituir plaga en ningún momento.
En algunos casos se observan daños en hojas y frutos causados por insectos, pájaros, etc, de los que no se llega a conocer exactamente la especie agresora pero sí su encuadramiento general. Se exponen varios tipos de daños en hojas y frutos, no recogidos en otras fichas, simplemente como testimonio gráfico.
Son orugas comunes en nuestros manzanales; pueden confundirse con las orugas de Capua, debido a su forma parecida y a que provocan el mismo tipo de daños.
Es una de las especies más perjudiciales para el cultivo del manzano, especialmente temible por los daños que ocasiona en primavera con sus picaduras, que llegan a arrugar y deformar las hojas y frutos jóvenes. Una escasa población activa en la época de floración puede determinar una importante depreciación de la cosecha.
Este pulgón, frecuente en nuestros manzanales, causa daños importantes llegando a debilitar y deformar, notablemente, las partes leñosas del árbol.
Es una plaga extendida y abundante en algunas plantaciones de manzano descuidadas o viejas. Ataca a ramas y tronco y, más raramente, al fruto.
Este auténtico barreno de la madera del manzano, que puede superar los 6 cm. de longitud, ocasiona importantes daños, sobre todo, en ejemplares jóvenes a causa de las galerías que excava en ramas y tronco, que van siempre en sentido ascendente.
Es un barrenador bien conocido en Gipuzkoa, no sólo por sus ataques en árboles frutales sino también en forestales y ornamentales, especialmente sauces. Generalmente, los ataques se producen en la zona del cuello y ramas principales pudiendo ser graves si existen varios taladros en el mismo árbol.