Las montañas fueron históricamente lugares de paso vinculados al transporte y conexión entre distintos lugares, puesto que determinadas vías de comunicación transcurrían por cimas o pasos de montaña. Sin embargo, el montañismo o alpinismo, es decir, la ascensión de cumbres por un mero interés lúdico y deportivo es un fenómeno relativamente reciente cuyos orígenes se remontan a mediados del siglo XIX.
En una primera etapa, las montañas de nuestros territorios y, singularmente, las de los Pirineos, atrajeron la atención de múltiples geólogos, geógrafos y naturalistas. La actividad de estos primitivos montañeros, de los que la figura de Lucien Briet es buen ejemplo, permitió incluso el que se generalizara la denominación de pirineísmo para designar a la actividad montañera desarrollada en el espacio de la cordillera pirenaica.
1941. Excursionismo en Baigura (Archives Départamentales Pyrénées Fondo Berrogain. 5 NUM 21/42.)
1911. Propuesta a la Comisión Provincial de la Diputación de Huesca de la edición de 500 ejemplares del libro 'Bellezas del Alto Aragón' de Lucien Briet. (AHPHU 01742/009).
Con el tránsito del siglo XIX al XX tuvo lugar en nuestros territorios la popularización progresiva del montañismo, y la paulatina aparición de múltiples clubes deportivos alpinistas y asociaciones de montañeros que fueron democratizando una disciplina deportiva hasta entonces reservada a círculos reducidos.
Así, en 1898 se crea en Bayona la Section Basque du Club Alpin Français (CAF). En tanto que en 1912 se constituye el Club Deportivo Bilbao que será el principal impulsor de la fundación a su vez en la localidad guipuzcoana de Elgeta en 1924 de la Federación Vasco-Navarra de Alpinismo.
En la misma década, y como sección del Sindicato de Iniciativa y Propaganda de Aragón, surge en 1929 Montañeros de Aragón, y apenas unos años después, en 1932, se constituye en Huesca la asociación Peña Guara.
La ciudad de Pau vio por su parte la fundación en 1932 de la asociación Les Amis de la Montagne y, un año más tarde, la constitución del Groupe Pyrénéiste de Haute Montagne.
1920-1940. Excursión de Alberto Oficialdegui y otros sacerdotes a la Peña de los Canteros, Sierra de Sarbil. (AGN-FOT-OFICIALDEGUI-N.88).
La efervescencia de la actividad montañera durante este primer tercio del siglo XX se manifestó también por la paulatina aparición en los montes de nuestros territorios de infraestructuras destinadas a facilitar la práctica alpinista como refugios, itinerarios y senderos balizados, así como por la instalación de buzones en las cumbres.
La Guerra Civil Española (1936-1939) y la II Guerra Mundial (1939-1945), con el posterior cierre de la frontera hispanofrancesa, supusieron un importante freno a la práctica y el desarrollo del alpinismo en nuestros territorios. Este parón sólo comenzó a ser superado a partir de la década de 1950 cuando se constituyó el Comité Hispano-Francés Pirineísta, se reactivó la actividad de clubes y federaciones de montañismo y, en paralelo, fueron reacondicionados refugios de montaña.
1928. Concentración de los montañeros en la III Asamblea de la Federación Vasco-Navarra de Alpinismo en la Plaza del Alpinismo de Elgeta. Fotografía de Indalecio Ojanguren. (AGG-GAO. OA05447).