Cuando decimos entorno, nos referimos al espacio o contexto social, natural y virtual en el que niños, niñas y adolescentes interactúan, experimentan vivencias significativas en su vida cotidiana, aprenden y comparten.
Un entorno seguro y protector es, sobre todo, aquel que está libre de todo tipo de violencia; se basa en el respeto a los derechos humanos, cuenta con afecto y dulzura emocional, y en el que niños, niñas y adolescentes son sujetos activos y protagonistas.
Este entorno debe garantizar el buen trato y la igualdad, fomentar la participación y la autonomía y, a través de ellas, posibilitar el desarrollo integral de niños, niñas y adolescentes. En el entorno que se configura sobre estas bases no hay posibilidad de agresiones.
Los servicios y actividades de ocio educativo deben cumplir las características descritas anteriormente, ya que tienen un papel fundamental en la socialización y, en consecuencia, en el desarrollo y crianza de los niños, las niñas y adolescentes. Estos son algunos indicadores para la configuración de entornos seguros y protectores (el siguiente vídeo puede ser visto por las y los profesionales de la red Gaztematika en la intranet de la red. Más vídeos en recursos).
Al evaluar un entorno, el equipo lleva a cabo un proceso de concienciación. Evaluar este espacio educativo desde el punto de vista de la protección integral es una estrategia única para generar conciencia. Tanto en la evaluación de un espacio ya existente como en la planificación de uno nuevo, el entorno seguro y protector es condición indispensable para un proyecto inclusivo, respetuoso y afectivo.
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