La idea de que en el País Vasco es difícil investigar sobre cuestiones históricas porque apenas se conserva documentación escrita ha pesado, y en ocasiones todavía pesa, sobre la conciencia de las personas que llegan a los archivos. Archivos como este desdicen a cualquiera que lo afirme, aunque investigando en ellos se puede entender la necesidad de una excusa. Conservamos, por ejemplo, millones de documentos del siglo XVI al XX, documentos que no se han podido describir una a una – consulta el apartado de colaboración - y que, por lo tanto, requieren de tiempo y trabajo intenso para poder ser explotadas. Es decir, en los archivos hay mucho por conocer, un conocimiento que nos puede servir para comprender qué fuimos y qué somos.
Pero no existe el documento ‘perfecto’, aquel que lo explica todo. Cualquier investigación, incluso la más modesta, requiere la interpretación de aquello que dicen los documentos. En los documentos se conserva la realidad del momento en que fueron creados, no se hacen pensando en el lector del futuro. Deberemos, por lo tanto, seleccionar aquellos potencialmente más interesantes, los más sugestivos.
Los tipos de investigaciones más habituales en un archivo como el nuestro son: